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domingo, 2 de febrero de 2025

Basta de realidades. Queremos promesas



Alfredo Cruz Polanco
Diario Azua / 02 febrero 2025.-

Ante los tantos desaciertos, decisiones fallidas y errores cometidos por la mayoría de los gobiernos de la República de Argentina, que llevaron a ese país a una gran crisis económica, en las paredes de muchos edificios se colocó de manera sarcástica e irónica, el mensaje que encabeza este artículo.

Debido a tantas promesas incumplidas, los argentinos se sintieron indignados, sin fe ni esperanza, por lo que manifestaron su insatisfacción con sus formas de gobernar, pues cada día ese país era sumergido en la más espantosa crisis económica.

Los pueblos se alejan y les retiran el apoyo a los partidos políticos y a sus gobernantes por sus malas actuaciones, pues les pierden la confianza y la credibilidad y cuando existe la falta de liderazgo, se produce un vacío político.

De ahí es que surgen los llamados Outsiders, término utilizado por los politólogos sobre las personas, que sin tener militancia partidista, buscan posiciones políticas, sin tener ninguna experiencia en esta materia, pues nunca han incursionado en ella, por el simple hecho de haber sobresalido en ciertas áreas, como en lo empresarial, profesional, gremial, religioso, militar, deportivo, cultural o artístico.

Conocemos muchos casos de este tipo de personas, tanto en nuestro país como a nivel internacional, los cuales han incursionado en el área municipal, congresual y presidencial. El actual presidente de Argentina, Javier Milei, es el caso más reciente. Son muy pocos los que han tenido éxitos en sus funciones, la mayoría han terminado en un rotundo fracaso.

Cuando un país, por falta de confianza, credibilidad, autoridad o voluntad política en sus mandatarios, decide escoger como presidente de la República a una persona sin experiencia ni formación política, es algo muy riesgoso, pues el remedio puede resultar peor que la enfermedad.

En nuestro país, a más de 60 años de vida democrática, los partidos y dirigentes políticos continúan aplicando las mismas formas y métodos de gobernar, cometiendo los mismos errores y desaciertos, como si nuestra realidad social y la geopolítica no cambiaran.

Aunque han habido ciertos avances en lo material, es muy poco lo que hemos avanzado en cuanto al desarrollo humano y social, pues los principales problemas básicos que conforman nuestra gran deuda social acumulada, aún continúan sin soluciones, como son la crisis energética, la salud y la educación; a pesar de que nuestra deuda externa cada vez es mayor y casi impagable. La corrupción pública y privada va en aumento, la administración de justicia solo funciona para los descalzos.

La mayoría de los gobiernos sólo han sido eficientes en la aplicación de reformas arancelarias y en el aumento de impuestos, aunque a espaldas de una gran evasión fiscal, en la que nuestro país ocupa el lugar número tres de los países del área.

La falta de confianza y credibilidad se ha apoderado de la mayoría de la población dominicana; a esto se debe en gran medida, la gran abstención de votantes en los últimos procesos electorales.

En este sentido, los partidos políticos y sus precandidatos presidenciales, deben mirar hacia las próximas elecciones generales del año 2028, para que nuestro país, en medio de tantos desaciertos políticos, no cometa el error de otros países, escogiendo a una persona improvisada, que lo conduzca al abismo más profundo.

La población está hastiada y cansada de tantas promesas de cambios incumplidas, falsedades, enriquecimiento ilícito, corrupción pública y privada, sin que se aplique un régimen de consecuencia; de tanta permisividad, impunidad e inseguridad. Se requiere autoridad, voluntad política y vocación de servicios.

¡Basta de realidades, queremos promesas!, pero que generen ilusiones, esperanzas, pero que sean cumplidas, ya que las realidades que estamos viviendo son espantosas y catastróficas.

No se debe continuar gobernando haciendo más de lo mismo, hay que aprender de los errores cometidos en el pasado y corregirlos; los intereses particulares jamás deben ser colocados por encima de los nacionales, sobre todo, se deben castigar los actos de corrupción, si es que queremos construir una patria digna para todos los dominicanos, tal como lo soñó el fundador de la República, el Patricio Juan Pablo Duarte Diez. Que así sea
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