Titulares

Publicidad

Mostrando entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Opinión. Mostrar todas las entradas

domingo, 15 de junio de 2025

 

Por Emilia Santos Frias
Diario Azua / 15 junio 2025.-

Hoy nuestras líneas hacen análisis a otras de las grandes obras de Robin Sharma: ¿Quién te llorará cuando mueras?, un libro que ofrece más de 100 sugerencias para vivir una vida significativa, satisfactoria y encontrar su verdadero propósito al enfrentar desafíos y desarrollar habilidades.

Es un documento que aporta soluciones a dificultades que el ser humano enfrenta diariamente. Entre sus consejos está: dormir menos, pero procurar mayor calidad del descanso. Centrarnos en la calidad del sueño, no en la cantidad de horas dormidas. Por consiguiente, es preferible no comer después de las ocho de la noche.

Cenar temprano, evitar leer en la cama, ver o escuchar las noticias. Es recomendado dormir menos, pero de manera inteligente, para no perder oportunidades. Nunca dormir para evadir responsabilidades.

“Los mayores placeres suelen ser los más sencillos, como disfrutar la belleza y simplicidad de la naturaleza…, los alimentos, animales, regar una planta, sembrar un árbol…, descubrir la paz que da la naturaleza en sus pequeños detalles”.

Siempre con hincapié en descubrir nuestra vocación en la vida, porque eso, nos hace únicos y especiales. De esta forma podemos convertirnos en extraordinarios. “La vida es un camino lleno de opciones y decisiones que tomamos diariamente”.

Otra recomendación es buscar lo que nos hace feliz. Conectar con nuestro potencial y agregar valor a la vida de quienes nos rodean. Trabajar para que sea plena y llena de significado. “Mi vida es única y merece ser vivida al máximo”.

De igual forma, crear buenos hábitos, vivir cada momento con intención y propósito. “Las oportunidades perdidas rara vez vuelven a presentarse. Por eso, debemos tener autodisciplina. Ser más estrictos con nosotros mismos, para alcanzar las metas propuestas.

Para ello, tenemos que descomprimir; hacer una actividad que nos relaje: cocinar, levantarnos temprano, meditar, reír, llevar un diario, tomar fotos, leer, llevar un libro con nosotros…

El autor indica que requerimos de 21 días para crear un nuevo y buen hábito saludable. Pero, solo lograremos todo lo propuesto, con disciplina y perseverancia. ¿Quién se preocupará por mí cuando muera? Es necesario que programemos nuestras tareas diarias y dediquemos tiempo a lo que es importante para nosotros: lo que es realmente importante, como la familia, amigos, naturaleza, tiempo a solas…

Identificar en nuestra lista de tareas diarias esenciales, qué debemos dejar de hacer para ser más productivos. Al no perder oportunidades importantes, alcanzaremos el éxito y con él la felicidad que merecemos. Otra recomendación es que seamos más honestos: ser el mejor tú, más auténtico y transparente en todo lo que hacemos. Esto es, más cariñoso. 

También, realizar pequeños actos de bondad, que forman parte de nuestra cuenta de amor. Asimismo, practicar la humildad, el perdón y la gratitud. Al mismo tiempo, aprender a aceptar a los demás como son. Esto nos ayudará a vivir feliz.

Asimismo, ser positivo y vivir en el presente, son recomendaciones significativas. Poseer menos preocupación, decidir enfrentar el futuro, dejar atrás el pasado y sus errores. Porque la positividad puede cambiar nuestras vidas. De igual forma, el autor nos dice que los primeros 30 minutos al despertar cada día, son cruciales para dedicarlos a nuestras metas.

Por ejemplo, 15 minutos de ellos a contemplar en silencio la naturaleza, todos los regalos que poseemos, y visualizar un día positivo. Además, leer para mantenernos inspirados, y algo muy importante, aprender a decir no con elegancia.

Es necesario, tener un enfoque selectivo y estratégico; realizar actividades importantes y enfocarnos en ellas. Hacer las cosas correctas, y para ello, hay que seguir el ejemplo del niño curioso. Bondad, inocencia, sencillez, acción..., jamás detenernos, nunca perder la curiosidad.

Sencillamente, pensar positivo y tener una actitud creativa. En ese orden, aprender cosas nuevas cada día. ‘El que pregunta podrá ser tonto 5 minutos, pero el que no lo hace, lo será toda la vida”.

Esencial leer un libro que nos haga reflexionar y nos llene de ideas. Ver una película que me haga soñar. Escuchar música edificante, que nos llene de energía y nos haga sentir vivos. Asistir a una conferencia que aporte nuevas perspectivas y ayude a alcanzar las metas. Al tiempo de tener momentos de inspiración y motivación, para alcanzar nuevo nivel y objetivos con éxitos.

Al probar algo nuevo cada día nos reinventamos. “El éxito también se mide por los obstáculos superados en busca de triunfar”. Esto es asumir riesgos, no conformarnos con la seguridad que podamos poseer. Si no, buscar oportunidad diariamente, sin temor a los obstáculos.

En consecuencia, es necesario no olvidarnos de vivir. “La vida es una tragedia cuando dejamos morir cosas dentro de nosotros, mientras vivimos. Morimos cuando dejamos de pensar, soñar y crear nuevas ideas, cuando abandonamos nuestros sueños”. Hay que vivir plenamente y no permitir que algo lo impida.

De igual manera, revisar nuestro tiempo, priorizar el que dedicamos a nuestras familias, relacionados y amigos…, iseamos selectivos al responder llamadas o atender el teléfono o el celular!, y siempre practicar el perdón. Porque el rencor es veneno que roba paz y felicidad. Al liberarnos de el avanzamos. Dejar ir el pasado, concentrarnos en el presente y el futuro.

Es preciso que planifiquemos nuestras metas y objetivos de vida, con los plazos para alcanzarlos. No podemos perder de vista esos objetivos y metas. El pensamiento positivo tiene poder, por lo tanto, debemos evitar pensamientos negativos, estos impactan nuestra salud física y mental.

“Son fuego que queman por dentro y privan la libertad de vivir plenamente”. Como es bien sabido, producen estrés que causa daños a largo plazo: enfermedad cardiovascular…, en ese aspecto, la recomendación es cuidar nuestro cuerpo para tener vida plena y satisfactoria.

“En un cuerpo sano descansa una mente sana”. Por este motivo, la sana alimentación y hacer ejercicio nos ayuda a vivir más y en buen estado. Con una mente tranquila y equilibrada.

Además, ser productivos, no ocupados. Asegurarnos de que las tareas sean positivas y alineadas con los objetivos y las metas. Entender que el dolor es un maestro y el fracaso es un camino hacia el éxito. Así que, todos los seres humanos lo enfrentamos, pero solo se transforma si lo usamos para auto descubrirnos: crecimiento personal.

Es sensato encontrar felicidad en cada situación, sabiendo que cada dificultad nos hará más fuertes. “Centrarnos en nuestras bendiciones en vez de en nuestros sufrimientos, como forma de encontrar la felicidad interior”, entendiendo que: “siempre hay algo porque agradecer”. ¡Hay que avanzar hacia el objetivo con pequeñas acciones!

En conclusión, usar nuestras palabras con cuidado, recordar el poder de ellas. Por eso, debemos ser cuidadosos con lo que decimos y hacia dónde dirigimos nuestras conversaciones. “Las palabras son las herramientas más poderosas e importantes cuando se usan de forma responsable”.

El autor nos invita a imaginar una realidad más rica, al cultivar pensamientos positivos, porque nuestras percepciones moldean nuestra realidad. De ahí que, debemos tener una actitud optimista, y eso atraer. Las palabras tienen un impacto duradero.

Entonces, no nos preocupemos por las cosas que no pedemos cambiar; no puedo atrasar ni adelantar el tiempo. Como bien nos dice el autor. Enfoquémonos en nuestro potencial, dejando atrás preocupaciones.

Creemos momentos perfectos e impecables para nosotros y quienes amamos: nuestros entornos..., y siendo el tiempo nuestro, hay que aprovecharlo al máximo.

Sencillamente, esta obra nos invita a vivir fortaleciendo relaciones significativas y duraderas, con verdadera felicidad, creando anécdotas e historias. Contiene consejos prácticos para vivir con gratitud. Conscientes de la vida y nuestros sueños, para perseguirlos con valentía, al tiempo de entender y encontrar nuestro propósito en la vida.

Hasta la próxima entrega.

La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.

Por Néstor Estévez
Diario Azua / 15 junio 2025.-

¿Y qué hacemos con el negocio de la comunicación? Así me preguntó un amigo y colega. Lo hizo mientras yo hablaba de educomunicación, como urgente necesidad para superar esta etapa en la que cualquiera dice y, además de que le creen, le ayudan a difundir el más soberano disparate.

Para responder a la pregunta, partamos del hecho de que los negocios nacen como una “negación del ocio”. Sencillamente, alguien detecta una necesidad y ofrece soluciones tan valiosas que otros deciden pagar por ellas. Así pasa con áreas tan básicas como la salud, la alimentación y la educación.

Bajo esta premisa, el de la comunicación se ha convertido en uno de los negocios más influyentes y, a la vez, más controvertidos de nuestro tiempo. Informar, entretener y conectar son funciones esenciales para la vida democrática y social.

Una diferencia clave para entender las complejidades del negocio de la comunicación es su carácter transversal. Cualquier negocio, incluyendo los de las tres áreas básicas que he mencionado, necesitan de la comunicación. Basta con la sencilla prueba de suponer lo que ocurriría con un establecimiento de salud, alimentación o educación que no hace saber de su existencia.

Ahora bien, con cierta frecuencia escuchamos y hasta vivimos experiencias relacionadas con quejas por malos servicios y hasta malos tratos, además de fraudes y otros delitos, en determinados negocios. Podríamos afirmar que esas y otras situaciones reñidas con el bien hacer son “pan de cada día” en múltiples negocios. Pero ¿qué ocurre cuando el negocio de comunicar entra en conflicto con los principios éticos que deberían regirlo?

Los medios de comunicación —prensa, radio, televisión, redes sociales— son hoy más empresas que nunca. Su sostenibilidad económica depende de la publicidad, las suscripciones y, cada vez más, de la famosa “monetización”.

Como es entendible, esta lógica de mercado suele tener efectos perniciosos: el más común es la primacía del clic sobre la calidad. Pero también el sensacionalismo, la polarización y la erosión de la confianza pública son síntomas de un ecosistema mediático que suele poner los intereses comerciales por encima de su función social.

Estamos viviendo una etapa con transformaciones muy aceleradas. La aparición de las famosas “plataformas” ha forzado una transformación en las narrativas mediáticas, acercando a quienes las usan a diversidad de audiencias mediante la inmediatez y la interacción directa.

Pero esta “modernización” implica serios riesgos: de un lado, el entretenimiento prima sobre la veracidad; pero también el negocio amenaza con devorar la esencia misma del oficio. Eso nos remite al reputado periodista y escritor polaco Rysard Kapuściński: "Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante".

Y como si faltara más, ahora tenemos un aceleramiento extraordinario con la irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la producción y distribución de mensajes. Si bien la IA acelera y pone “eficiencia” a la relación con las audiencias, su uso plantea desafíos éticos significativos. Ahora se ha vuelto más necesario y urgente que los denominados medios (empresas) de comunicación adopten estándares claros para el uso ético de estas tecnologías.

Pero los retos éticos del negocio de la comunicación no se limitan a la tecnología. La transparencia y la rendición de cuentas siguen siendo asignaturas pendientes. ¿Qué ocurre en los medios con temas como participación del público y transparencia editorial? Lo real es que estos principios deberían ser adoptados como requisito para merecer la confianza ciudadana.

Hoy, la llamada “economía de la atención” recompensa los contenidos que polarizan y escandalizan, deteriorando la calidad del debate público. Las redes sociales, más que herramientas de amplificación informativa, operan como canales de desinformación y manipulación.

En este contexto, el empresariado y los comunicadores tenemos una responsabilidad urgente. Los negocios basados en la comunicación no son como cualquier otro: su materia prima es la verdad, y su impacto modela la opinión pública y la salud democrática. Es por eso que la ética no debe ser un adorno, sino el cimiento para construir modelos de negocio sostenibles y responsables.

En definitiva, el negocio de la comunicación debe preguntarse para quién y para qué comunica. Solo así podrá recuperar la legitimidad y la confianza que tanto necesita. En un mundo saturado de información, la ética es el verdadero diferencial competitivo.

 

Por Narciso Isa Conde
Diario Azua / 15 junio 2025.-


¿Entonces, no dizque EE.UU. era el país de los grandes sueños, el más desarrollado, poderoso, civilizado, libre y democrático, mágico y maravilloso del mundo? Dónde las oportunidades caían del cielo para hacer realidad todas las ilusiones.

Hasta hace unos días el sistema de medios de comunicación y opinión de este país derramaba esas y otras alabanzas, dirigidas a presentar a EE. UU. como modelo de libertades.

¿Qué le pasó al imperio y a su llamada democracia? Estamos frente a un sistema de dominación en absoluta y agresiva decadencia y descomposición, con un tránsito hacia un neofascismo desconocedor de todos los derechos de sus pueblos y demás pueblos del mundo. Fabricante de inmensas desigualdades sociales, racismo, xenofobia, homofobia, guerras y ecocidios.

Es el imperio de la minoría mega-capitalista que se consideraba dueña del mundo: represivo, genocida, criminal… El que se convirtió en el centro del sistema imperialista occidental y arrastró hacia el abismo de su descomposición a la UNIÓN EUROPEA y a sus principales potencias capitalistas.

Por mucho tiempo, su dictadura mediática, su sistema de agencias y medios de comunicación y plataformas digitales, impusieron silencios y mentiras para ocultar sus podridas entrañas; pero lo mucho, lo tanto, en el ejercicio maldades y perversidades, no solo lo ha obligado a chorrear más sangre y mucho más pus, sino a develar sus hipocresías y simulaciones, y a exhibir en grado superlativo su descomposición interna y externa.

La propia y la de sus aliados y subordinados. EE. UU. y la Unión Europea se han quedado en cuero, exhibiendo sus indecencias, sus crueldades y mentiras. Sus silencios y ocultamientos ya no pueden encubrir sus fechorías. Lo mucho hasta los dioses los vislumbran y los diablos también.

La heroicidad palestina y la rebeldía del mundo migrante y países empobrecidos y sin soberanía, los tiene en jaque. El recurso de culpar de su crisis a las mayores víctimas, se le ha vuelto en contra. Palestinos y migrantes, manifestando las más variadas formas de insumisión, junto a la solidaridad mundial y el despertar de amplios sectores de sociedades cínicamente vejadas, están erosionando los pies de barro del ex Coloso del Norte.

No es accidental que el inicio del quiebre o caída del imperialismo occidental, lo protagonicen los más brutalmente oprimidos y excluidos, que ya han entendido que no valen súplicas ni ruegos, que lo que vale es luchar dignamente en defensa de derechos conculcados, por la autodeterminación y por un orden mundial justo y solidario.


Por Lisandro Prieto Femenía
Diario Azua / 15 junio 2025.-

"El problema de nuestro tiempo es que la gente prefiere ser destruida antes que cambiar de opinión." Leon Tolstói, El Reino de Dios está en vosotros (1894)

Todos los mortales que gozamos de una pizca de conciencia hemos sido testigos, en los últimos años, de un cambio político significativo a nivel global, un viraje poco pronunciado que nos invita a la reflexión profunda sobre las ideologías que compiten por el dominio del espacio público. De la hegemonía total de una agenda posmo-progresista deconstructiva, conocida como “movimientos woke”, estamos pasando a un auge del populismo de derecha posmoderna, con figuras como Donald Trump, Javier Milei y Giorgia Meloni liderando lo que ellos mismos denominan una “batalla cultural”. Pues bien, hoy quiero invitarlos a analizar este fenómeno, describiendo los extremos para luego proponer una vía racional intermedia que apele al sentido común, la ética, la razón y el cuidado de la dignidad humana.

La agenda progre, en sus diversas manifestaciones, ha tenido un impacto innegable en la promoción de privilegios, derechos y reconocimientos a minorías históricamente marginadas. Sus raíces se hunden en las corrientes filosóficas de la postmodernidad y la teoría crítica, que han cuestionado las grandes narrativas, las estructuras de poder tradicionales y las categorías esencialistas. La deconstrucción, concepto popularizado por Jacques Derrida, buscaba desentrañar los supuestos ocultos en el lenguaje y las instituciones, abriendo espacio para su utilización en cuanta pseudo-causa oportunista apareciera y adquiriendo prestigio por ser el marco teórico de la diversidad y la pluralidad selectiva.

Sin embargo, en su implementación, esta agenda nefasta financiada por capitales particulares, ha enfrentado críticas significativas. Una de las más recurrentes es la percepción de que ha derivado en una cultura de la cancelación o una excesiva preocupación por la “corrección política”, lo que a menudo ha sido caricaturizado como “woke”. Al respecto, el filósofo esloveno Slavoj Žižek ha señalado que esta tendencia, si bien pretendidamente bienintencionada, puede llevar a una fragmentación social y a una pérdida de la capacidad de diálogo. Concretamente, Žižek afirma en “Primero como tragedia, después como farsa” (2009), que “el wokeismo se convierte en una nueva forma de censura, donde la ofensa, real o percibida, es suficiente para silenciar a cualquier voz disidente”.

Paradójicamente, pensadores ultra progres como Pierre Bourdieu, aunque no específicamente sobre el “wokeismo” contemporáneo, ya advertían sobre los peligros de una elite intelectual desconectada de las realidades populares. Bourdieu, en su obra “La distinción” (1979), nos recuerda que “la cultura dominante, con sus pretensiones de universalidad, tiende a enmascarar su carácter de cultura de clase y de poder”. La proliferación de debates identitarios insoportables y el énfasis en la deconstrucción de categorías básicas como el género o la nación, si bien pueden ser medianamente legítimos para un minúsculo reducto elitista de las universidades, han sido percibidos por amplios sectores de la población como ajenos a su realidad cotidiana y a sus preocupaciones más acuciantes, generando así una brecha enorme entre las élites progresistas que viven del curro de la agenda de moda y el ciudadano común.

En respuesta a lo que muchos consideran excesos o la desconexión de la agenda posmo-progre, ha emergido con fuerza el populismo de derecha. Como señalé al principio, figuras políticas como Trump, con su retórica de “América Primero”, o Milei con su discurso “anticasta” y “anti-izquierda”, han sabido capitalizar el descontento de sectores de la población que se sienten estafados, ignorados y amenazados por los cambios culturales impuestos por la agenda de George Soros. Por su parte, en Italia, Meloni encarna una derecha conservadora que apela a valores tradicionales y a la soberanía nacional frente a la globalización y las agendas transnacionales.

Pues bien, estos líderes se presentan como defensores de la “gente común”, frente a las vedettes globalistas y progresistas. Ahora su “batalla cultural” se centra en la recuperación de valores tradicionalistas, la defensa de la familia, la nación y la libertad individual frente a lo que perciben como imposiciones ideológicas del post-marxismo cultural. Al respecto, el politólogo holandés Cas Mudde, experto en populismos, ha caracterizado este fenómenos como una ideología “delgada” que divide la sociedad entre “el pueblo puro” y “la élite corrupta”, afirmando puntualmente en su obra “El populismo. Una brevísima introducción” (2017) que “el populismo de derecha no ofrece soluciones complejas a problemas complejos, sino que simplifica la realidad en una dicotomía moralista”.

Dadas así las cosas, el populismo de derecha no está exento de contradicciones. Si bien apela al sentido común, a menudo cae en la simplificación excesiva, la desinformación y la polarización forzada y violenta. La retórica de la nueva “batalla cultural” puede exacerbar las divisiones sociales y obstaculizar el diálogo realmente constructivo. Además, en su énfasis en la soberanía nacional y el individualismo puede, en ocasiones, ir en detrimento de la cooperación internacional y la solidaridad al interior de cada nación.

Puesto que no concibo una filosofía que sea servicial a ningún poder en particular, es necesario que pensemos, entonces, en una vía intermedia, que evite los extremos y los fanatismos interesados. Ante esta polarización, se hace urgente y necesario buscar un sentido que trascienda los polos y nos permita avanzar como sociedad. Esta vía no implica renunciar a los avances que podrían haberse dado en ciertos derechos y libertades, ni tampoco ignorar las preocupaciones legítimas de quienes se sienten desatendidos. Más bien, se trata de una aproximación que ponga en el centro al verdadero sentido común, la ética del cuidado mutuo y el uso de la razón al servicio del bien común.

El “sentido común” al que hacemos referencia no debe ser confundido con el prejuicio o la ignorancia. Se trata de la capacidad de discernir lo que es razonable y práctico en la vida cotidiana, sin caer en los extremismos ideológicos. Implica una valoración de la experiencia y la sabiduría de cada pueblo, pero también la apertura a la crítica y a la evidencia empírica. Sobre este particular, el filósofo Jürgen Habermas, con su teoría de la acción comunicativa, nos invita a un diálogo racional donde la fuerza del mejor argumento prevalezca, no la imposición de una ideología. Para ilustrar su postulado, en su obra titulada “Teoría de la acción comunicativa” (1981), nos dice que “la razón comunicativa es la capacidad de alcanzar un entendimiento mutuo a través del discurso, superando las meras estrategias de poder”.

A su vez, la ética, entendida como la búsqueda del bien común y el respeto por la dignidad de cada persona, debe ser el faro que guíe nuestras decisiones. Esto implica una ética del reconocimiento, que valore a cada uno en su especificidad, pero también una ética de la responsabilidad, que nos impele a asumir las consecuencias de nuestras decisiones y a construir una sociedad más justa para todos. En este punto, la filósofa española Adela Cortina ha destacado la importancia de una “ética de la razón cordial”, que combine la argumentación racional con la empatía y el reconocimiento de la vulnerabilidad humana”. Para describir de manera muy sucinta su pensamiento, podríamos acudir a su obra “Ética mínima” (1986), en la cual Cortina afirma que “la ética no es sólo una cuestión de principios abstractos, sino de actitudes concretas de cuidado y reconocimiento hacia los otros”.

Por su parte, la razón, lejos de ser una herramienta de dominio o imposición, es la capacidad de analizar críticamente la realidad, de buscar la verdad y de construir argumentos sólidos. Es la base para el diálogo constructivo, la resolución de conflictos y el avance del conocimiento. Pues bien, en un mundo saturado por información basura (desinformación) y post verdad (relativismo absoluto y absurdo), el cultivo de la razón se vuelve esencial para discernir entre la realidad y la ficción, y para tomar decisiones informadas y atinadas.

Por último, el elemento del “cuidado” emerge como un pilar fundamental. El cuidado de nosotros mismos, de nuestros semejantes y del planeta en el que habitamos es un asunto discursivamente avalado pero prácticamente escondido por todas las agendas políticas y educativas mundiales. La ética del cuidado, desarrollada por pensadoras como Carol Guilligan, enfatiza la interdependencia y la responsabilidad hacia los otros. En este contexto actual de polarización permanente, el cuidado implica la construcción de puentes, la escucha activa y la búsqueda de soluciones que beneficien a todos, no sólo al grupo que apoya la agenda de moda del momento. En esta perspectiva, y puntualmente en su obra titulada “In a Different Voice” (1982), Gilligan argumenta que “el cuidado implica una atención a las necesidades de los otros y una respuesta responsable a ellas, lo que contrasta con una ética de la justicia más abstracta”. Eso sí, queridos amigos, es crucial también que tengamos el discernimiento cabal para poder distinguir entre necesidad, capricho y derecho (no son lo mismo).

El precitado viraje político, que estamos observando en este momento, desde el progresismo violento y deconstructivo al populismo, también violento, de derechas, es un síntoma de una sociedad que busca respuestas y se siente completamente desorientada. Queda claro que los extremos, si bien ofrecen narrativas claras, fáciles de memorizar y a menudo, atractivas para la gente que anda floja de papeles, rara vez proporcionan soluciones sostenibles y justas. La vía intermedia que nosotros proponemos, anclada en el bien común, la ética del cuidado y el uso de la razón, nunca fue un camino fácil (por eso nunca se impuso). Requiere de autocrítica permanente, de voluntad de diálogo y de la capacidad de trascender las trincheras de los quioscos ideológicos, que enriquecen a unos pocos y ayudan a casi ninguna víctima real. Sólo así podremos construir sociedades más cohesionadas, justas y resilientes, donde la verdadera “batalla cultural” se transforme en un diálogo enriquecedor que nos impulse hacia un futuro compartido cuyos únicos enemigos sean la estupidez y la maldad.

 

Por Araceli Aguilar Salgado
Diario Azua / 15 junio 2025.-

"La Revolución Industrial ha sido una bendición y una maldición para la humanidad." Eric Hobsbawm

La Revolución Industrial marcó un punto de inflexión en la historia de la humanidad, transformando radicalmente la producción, la economía y la sociedad. Desde sus inicios en el siglo XVIII hasta la actualidad, ha evolucionado en distintas fases, cada una con avances tecnológicos que han redefinido la manera en que los seres humanos trabajan, se comunican y viven.

Sin embargo, aunque la Revolución Industrial ha traído progreso y crecimiento económico, también ha generado desigualdades, explotación laboral y crisis ambientales.
Las Cuatro Revoluciones Industriales: Avances y Consecuencias

Primera Revolución Industrial (Siglo XVIII - XIX): La Máquina de Vapor y la Producción Mecánica

La Primera Revolución Industrial surgió en Inglaterra con la invención de la máquina de vapor, lo que permitió la mecanización de la producción y el auge de la industria textil. Este periodo trajo consigo un crecimiento económico sin precedentes, pero también condiciones laborales precarias, explotación infantil y una migración masiva del campo a las ciudades.
Segunda Revolución Industrial (Siglo XIX - XX): Electricidad y Producción en Masa

La introducción de la electricidad y la producción en cadena revolucionaron la manufactura, permitiendo la fabricación masiva de bienes y el desarrollo de industrias como la automotriz y la química. Sin embargo, este avance también consolidó el capitalismo industrial, aumentando la brecha entre empresarios y trabajadores, y dando lugar a movimientos sindicales en busca de derechos laborales.
Tercera Revolución Industrial (Siglo XX - XXI): Digitalización y Automatización

Con la llegada de la informática, la robótica y el internet, la producción se automatizó y la información se volvió accesible a nivel global. Este periodo trajo consigo una mayor eficiencia en la producción, pero también la deslocalización de empleos y el crecimiento de la desigualdad económica.

Cuarta Revolución Industrial (Siglo XXI): Inteligencia Artificial y Convergencia Tecnológica

La actual revolución industrial está marcada por la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología y la automatización avanzada. Aunque promete avances en salud, educación y productividad, también plantea desafíos como el desplazamiento laboral, la concentración del poder tecnológico y la necesidad de regulación ética.
¿Progreso o Explotación?

Si bien la Revolución Industrial ha impulsado el desarrollo económico y tecnológico, también ha generado profundas desigualdades. La explotación laboral en fábricas del siglo XIX encuentra paralelismos en la precarización del empleo actual, donde la automatización amenaza con reemplazar millones de puestos de trabajo.

Además, el impacto ambiental de la industrialización ha sido devastador. La contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación de recursos naturales son consecuencias directas de un modelo de producción basado en el crecimiento ilimitado.
¿Hacia Dónde Nos Dirigimos?

La Revolución Industrial no es solo un fenómeno del pasado, sino un proceso en constante evolución. La Cuarta Revolución Industrial nos enfrenta a dilemas éticos y sociales que requieren una respuesta colectiva. ¿Cómo garantizar que la tecnología beneficie a todos y no solo a unos pocos? ¿Cómo equilibrar el progreso con la sostenibilidad?

El futuro de la Revolución Industrial dependerá de las decisiones que tomemos hoy. La educación, la regulación y la innovación responsable serán clave para construir un mundo donde el desarrollo tecnológico esté alineado con la justicia social y el bienestar humano.

La Revolución Industrial ha sido un motor de cambio, pero también un generador de desigualdades y crisis. Su legado nos obliga a reflexionar sobre cómo aprovechar sus beneficios sin repetir los errores del pasado. La tecnología debe estar al servicio de la humanidad, y no al revés.

El desafío no es detener el progreso, sino dirigirlo hacia un futuro más equitativo y sostenible. ¿Estamos preparados para asumir esa responsabilidad?

"El progreso es imposible sin el cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada." George Bernard Shaw

La autora es periodista, abogada, ingeniera, escritora, analista y comentarista mexicana, del Chilpancingo de los Bravo del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com


jueves, 12 de junio de 2025

Por Lisandro Prieto Femenía
Diario Azua / 12 junio 2025.-

“Cuando se suprime la autoridad del padre, la vida se convierte en un laberinto sin salida para el hijo”. Erich Fromm, El miedo a la libertad

Bien sabemos que vivimos en un mundo que a menudo parece empeñado en deconstruir cada pilar de su propia estructura, y entre ellos, la figura del padre ha emergido como uno de los blancos más recurrentes en las últimas décadas. A las puertas de la celebración del día del padre en Argentina, este 15 de junio, se impone una profunda reflexión sobre cómo el rol paterno, y por extensión la masculinidad misma, ha sido sistemáticamente bastardeado por ciertas corrientes ideológicas que, bajo el paraguas del progresismo posmo progre, han sembrado la duda y el desprecio sobre lo que alguna vez fue un pilar fundamental de la familia y la sociedad. No se trata aquí de añorar un patriarcado opresor, sino de discernir la diferencia entre la crítica necesaria y la anulación ideológica.

Nuestro nefasto presente, la postmodernidad, con su inherente fragmentación y su cuestionamiento de las grandes narrativas, ha propiciado un terreno fértil para la reevaluación de los roles de género. Sin embargo, lo que comenzó como una legítima crítica a un sistema estructurado de relaciones sociales y sus desequilibrios de poder, derivó en ocasiones hacia una deslegitimación generalizada de la masculinidad misma. La figura del hombre, y con ella la del padre, ha sido etiquetada y demonizada bajo la sombra de una opresión histórica que no existe desde hace, por lo menos, medio siglo.

Al respecto, Jordan B. Peterson, señala que “la patologización del dominio masculino y la equiparación de la jerarquía con la tiranía están destruyendo la confianza de los hombres en su propio potencial constructivo” (Peterson, J. B. 12 reglas para vivir: Un antídoto al caos, 2018, p. 116). De esta forma, se gesta una narrativa donde el hombre, en tanto portador de una masculinidad tradicional, es inherentemente problemático, un agente de desigualdad cuya autoridad debe ser socavada. Esta crítica, en su versión más radical, no busca una masculinidad sana y equitativa, sino que parece apuntar a su erradicación como fuerza natural y cultural significativa.

Este proceso intencional de deconstrucción ha penetrado el imaginario colectivo, permeando las dinámicas familiares y la percepción social del rol paterno. El padre, que otrora representaba la ley, la autoridad y el sostén, ha sido progresivamente desdibujado. En el afán de romper con moldes rígidos, se ha llegado a proponer la prescindibilidad de su figura, o peor aún, a representarla como una amenaza latente. Zygmunt Bauman, al abordar la “modernidad líquida”, describe una fluidez en las relaciones humanas donde los lazos duraderos se desvanecen. Si bien Bauman no se centra exclusivamente en la figura del padre, su análisis de la fragilidad de los vínculos y la precarización de las instituciones tiene bastante relación con la actual disolución del rol paterno. Al expresar que “las instituciones duraderas que solían proporcionar una estructura firme para la vida humana están siendo desmanteladas o se están volviendo cada vez más débiles, efímeras y provisionales” (Bauman, Z. Modernidad líquida, 2000, p. 11) nos presenta un panorama claro en el que el padre, como institución familiar y social, no escapa a esta licuefacción. Su autoridad, antes incuestionable, se ha diluido en un mar de relativismos, a menudo sin ofrecer un sustituto que brinde la misma estabilidad y dirección.

El impacto de esta violencia sistemática no es menor. El rol del padre, entendido clásicamente como el portador de la ley, el que introduce al niño en el orden simbólico y social más allá de la díada materna, ha sido objeto de una permanente relativización intencional. La noción de que la autoridad paterna es intrínsecamente opresiva ha llevado a que muchos hombres duden de su propio papel, e incluso se inhiban de ejercer una paternidad que, si bien debe ser amorosa y empática, también requiere firmeza y establecimiento de límites.

Sobre este último aspecto, Christopher Lasch, en su obra titulada “La cultura del narcisismo”, aunque escrita en otro contexto, anticipa una sociedad donde el individualismo y la atomización familiar erosionan la base de la crianza. La ausencia de figuras paternas fuertes, o la devaluación de su función, contribuye a la proliferación de personalidades más frágiles y menos aptas para afrontar los desafíos del mundo exterior. En pocas palabras, si el padre no representa el vector que conecta al hijo con el mundo externo de las normas y los desafíos, ¿quién lo hará? La ideología posmo-progre, al vaciar de sentido el rol paterno, deja un hueco que no puede ser llenado simplemente con la noción de un progenitor indistinto.

Frente a este panorama triste e injusto, es imperativo trascender el discurso simplificador y reivindicar la irremplazable importancia de la figura paterna. No se trata de realizar un llamado al retorno de modelos obsoletos de autoritarismo, sino de reconocer la singularidad y la complementariedad del rol del padre en el desarrollo integral de los hijos y en la estabilidad misma de la sociedad. El padre, en su mejor expresión, es fuente de seguridad, un modelo de fortaleza y resiliencia, y el portador de una perspectiva diferente que enriquece la dinámica familiar. Sobre este aspecto, Jacques Lacan, la función del padre es la introducir la “ley”, el “Nombre del Padre”, que permite al sujeto salir de la relación especular con la madre e ingresar al orden simbólico del lenguaje y la cultura (Lacan, J. Escritos 1, 1966, p. 280, en referencia a la función simbólica del padre en el Edipo). Pues bien amigos, esta función, lejos de ser opresiva, es estructurante, es decir, es lo que permite al individuo internalizar las normas sociales y diferenciarse, construyendo su propia identidad sin que ninguna moda pasajera la moldee por él.

También, es fundamental destacar que la presencia de un padre comprometido no sólo ofrece una figura de autoridad amorosa, sino que también fomenta la autonomía, la capacidad de asumir riesgos y la templanza en los hijos. La figura paterna, con su alteridad respecto a la madre, ofrece un modelo de relación distinto, vital para la comprensión de las diferencias de género y la construcción misma de la identidad sexual. Un padre presente y activo es crucial para el equilibrio familiar y para la formación de ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos de la vida con responsabilidad y entereza. Despreciar o pretender anular esta figura es, en última instancia, un acto de autosabotaje social, una renuncia a una de las fuerzas más potentes y necesarias para la formación de individuos libres y sociedades cohesionadas.

La precitada denigración ideológica sobre la figura del padre no se ha limitado al ámbito discursivo, sino que se ha incrustado violentamente en la realidad social, dejando una estela de daño y dolor palpable y concreto en la vida de muchos hombres y sus hijos. Las consecuencias de esta campaña de desprestigio se manifiestan en escenarios judiciales, en la dinámica familiar y en la percepción pública, generando una profunda distorsión del vínculo paterno-filial.

Uno de los ejemplos más lacerantes de este daño se observa en el distanciamiento y la alienación parental, a menudo facilitados o exacerbados por procesos judiciales. En innumerables ocasiones, tras una separación conflictiva, se instrumentaliza a la justicia para alejar a los hijos del padre. Esto puede manifestarse a través de la obstrucción sistemática del régimen de visitas, la negativa a cumplir con los acuerdos de tenencia o, incluso, la promoción activa de un rechazo irracional hacia el padre por parte de la madre.

Aunque el concepto de alienación parental es debatido en el ámbito psicológico, sus manifestaciones en la práctica son innegables: niños que, sin razón aparente, se niegan a ver a sus padres, repiten acusaciones sin fundamento o expresan un miedo infundado hacia ello, sembrando una brecha emocional que suele ser irreparable. El sistema judicial, totalmente corrompido y degenerado, en su afán de proteger a la “parte más vulnerable”- a menudo interpretada automáticamente como la versión de la madre-, se convierte en cómplice de esta fractura, al no actuar con la contundencia y objetividad necesaria ante la evidencia de manipulación o impedimento de contacto.

Aunado a todo esto, las falsas denuncias emergen como una de las herramientas más perniciosas utilizadas para destruir la reputación y la relación del padre con sus hijos. En un contexto de creciente sensibilización sobre la violencia de género, algunas personas, amparadas en la presunción de veracidad que a menudo acompaña a estas acusaciones, recurren a imputaciones infundadas o falsas de violencia, abuso o incumplimiento, para obtener ventajas en litigios de familia o simplemente para aniquilar la figura paterna en cada caso particular.

Estas denuncias, incluso cuando posteriormente se demuestran falsas, dejan una huella indeleble. El proceso judicial en sí mismo es una condena social que implica el escarnio público, la pérdida del empleo, el estigma social y, lo más doloroso, la suspensión o limitación inmediata del contacto con los hijos. Como bien apuntaba el sociólogo y filósofo Jean Baudrillard en su crítica a la simulación y la hiperrealidad, “la realidad se ha convertido en una imagen, un signo, y no en un referente de algo que se ha producido en el mundo real” (Baudrillard, J. Cultura y Simulacro, 1978, p. 7). Pues bien, en el ámbito de estas acusaciones, la “realidad” construida por la denuncia falsa, la imagen que proyecta, anula la verdad objetiva y condena al individuo en el plano simbólico, independientemente de la absolución legal posterior.

Finalmente, tenemos que mencionar las campañas difamatorias en las redes sociales o en círculos personales, que complementan este asalto sistemático a la figura paterna. Espacios que deberían ser de conexión se convierten en foros de linchamiento, donde la imagen del padre es pulverizada mediante la difusión de rumores, acusaciones no verificadas y juicios sumarios. Estas campañas buscan aislar al padre, minar su autoridad ante sus hijos y ante la comunidad y destruir cualquier posibilidad de una relación sana. La facilidad con la que se viralizan estas narrativas, sin la necesidad de pruebas o del debido proceso, crea un ambiente de “justicia paralela” que es devastador para el padre afectado. Así, amigos míos, la postverdad, concepto tan acuñado en nuestros tiempos, encuentra en estas prácticas un terreno fértil, donde las emociones y las creencias priman sobre los hechos objetivos, y donde la reputación de un padre puede ser demolida sin un juicio justo, simplemente por la fuerza del relato prevalente que la moda progre avala sin miramientos.

En suma, el discurso de deconstrucción del padre no se queda en la teoría. Se materializa en acciones concretas que, al amparo de ciertas lecturas ideológicas y a través de mecanismos legales o sociales pervertidos, despojan al padre de su lugar, de su dignidad y, trágicamente, del irrenunciable derecho a ejercer una paternidad plena y amorosa. Este es el precio de abrazar irracionalmente una ideología que, en su radicalidad, confunde la lucha por la igualdad con la aniquilación de uno de los pilares esenciales de la vida familiar.

Para terminar, queridos lectores, la crítica esbozada a lo largo de este texto no es un lamento nostálgico por un pasado idealizado, ni una negación de los avances en materia de igualdad de género. Es, en cambio, una crítica frontal a una ideología que, en su afán de deconstrucción radical, ha despojado a la figura del padre de su dignidad, de su valor intrínseco y de su innegable función social. El progresismo decadente, en su vertiente más dogmática (es decir, la que más financiamiento ha recibido) ha contribuido a un desprecio sistemático de la familia como institución fundamental y ha marginado el rol del padre, concibiéndolo como una reliquia de un patriarcado opresor ya inexistente, en lugar de reconocer su potencial transformador y fundante.

No es momento de sumarse al coro que busca disolver las identidades y los roles en una indistinción que empobrece. Es el momento de reivindicar al padre, no como un vestigio del pasado, sino como una necesidad imperiosa del presente y del futuro. Es hora de restaurar la confianza en la masculinidad sana, aquella que se construye sobre la responsabilidad, la protección, el ejemplo y el amor incondicional. La familia, en su diversidad de formas, sigue siendo el crisol donde se forjan las futuras generaciones, y en ese crisol, la figura del padre, con su autoridad amorosa y su perspectiva única, es irremplazable. Negar este rol, o reducirlo a la caricatura de un opresor, es debilitar el tejido social y privar a los hijos de una de las brújulas más importantes para navegar la complejidad de la existencia humana. Por ello, reivindico al padre, en su autenticidad y su potencia, como un pilar fundamental para reconstruir un mundo más íntegro y menos líquido.

El autor es Docente. Escritor. Filósofo
San Juan - Argentina


 

Por Narciso Issa Conde
Diario Azua / 12 junio 2025.-

Anuncian acuerdo de Barrick y Gobierno con un grupo comunitario de Sambrana- Cotuí, muy parecido a “castillos en el aire” y a claudicación frente a la continuidad de la minería destructiva de esa transnacional.

Ese acuerdo implica la aceptación de la presa de cola en El Naranjo por el grupo comunitario representado Martín González e influido por una entidad internacional supuestamente interesada en transparentar las explotaciones mineras

Implica también favorecer la expansión de la Barrick con el contrato estafa vigente y favorecer la permanencia de esa corporación asesina en el país.

Los vínculos con una entidad internacional relacionada con el Banco Mundial los llevó a hacerle el juego a Barrick y al Gobierno.

La reubicación y justa compensación de los primeros desalojados nunca debió mezclarse con los nuevos desalojos de El Naranjo, destinados a imponer la nueva Presa de Cola y la expansión.

Esas son modalidades de división y traición de los objetivos fundamentales del movimiento ambiental, consistente en el rechazo a la nueva presa de cola, al contrato estafa y a la propia Barrick.

Definitivamente, hay que diferenciarse mucho más de un oportunismo que solo sirve para apuntalar el sistema.

Ya veremos como muchas de esas lindas promesas de compensación pasan a ser burbujas mediáticas.

BARRICK GOLD es una empresa asesina, depredadora y ladrona... y este gobierno, su Ministerio de Medio Ambiente y el Congreso Nacional, le sirven a ella y a sus amos, contando además con mediaciones claudicantes.

Pero, además, esta transnacional sabe estafar y engañar, y encontró intermediaciones que le facilitaron otro intento de estafa, que es necesario derrotar con la movilización popular.

Testigo del tiempo

Por J.C. Malone
Diario Azua / 12 junio 2025.-

Este fin de semana la paz interna estadounidense, y la paz mundial peligran. Hay casi 2,000 protestas “espontáneas” anunciadas en todo el país contra las deportaciones masivas del presidente Donald Trump, muchas pueden salirse de control.

Este fin de semana se espera que Israel ataque a Irán, que responderá atacando bases militares estadounidenses en la región. Washington está en alerta máxima, desaloja personal diplomático del Medio Oriente, y los familiares de sus soldados apostados en la región.

El lunes podemos amanecer con inestabilidad política en los Estados Unidos, sus tropas bajo fuego en el Medio Oriente, y esa región envuelta en llamas.

A Trump le preparan el mismo cócktel que los Estados Unidos y la élite globalista brindó en Georgia, Bielorusia, y Ucrania. “Protestas pacíficas y espontáneas” depusieron los gobiernos electos democráticamente, por vez primera servirán ese trago dentro de los Estados Unidos.

Las caravanas migratorias no eran “espontáneas”, las casi 2,000 protestas contra deportaciones, están organizadas y financiadas por quienes organizaron y financiaron aquellas caravanas. No existen casualidad, coincidencia ni “movimientos espontáneos”, quienes financiaron las caravanas migratorias, financian las acciones contra las deportaciones.

¿Quiénes son? Ellos guardan silencio, como si no existieran, pero promovieron las acciones que las deportaciones descarticulan.

Quien estropea inversiones millonarias, siempre paga un alto precio.

Además de la “insurrección popular espontánea” Trump enfrenta otra en el Senado, quizá tenga invocar el Acta Contra la Insurrección del 1807 para asumir poderes absolutos. Eso justificará cualquier acción que justifique su destitución.

Trump prometió deportar los inmigrantes irregulares, intentaron matarlo dos veces en la campana, pero lo eligieron mayoritariamente. Salvador Allende y Juan Bosch enfrentaron el dilemma de Trump, nadie puede gobernar contra el gran capital.

Como en la clásica democracia griega, donde no todo el mundo era “demos”.

En la Antigua Grecia, esclavos, mujeres, y artesanos, nunca votaron, hoy “votan” pero si eligen el “candidato equivocado”, lo deponen con “protestas populares espontáneas”. Los Estados Unidos y todo el mundo pueden sufrir grandes cambios después, de este tumultuoso fin de semana.

martes, 10 de junio de 2025


Por Janet Báez
Diario Azua / 10 junio 2025.-

Estimados colegas, hoy quiero dirigirme a ustedes con un llamado urgente y sincero. Nuestro Colegio Dominicano de Periodistas ha estado sumido en un letargo que nos impide avanzar y evolucionar. Es momento de reflexionar sobre nuestra situación actual y de emprender una verdadera transformación que nos adapte a los nuevos tiempos.

Nos encontramos en un punto crítico donde es esencial que nuestro gremio se convierta en un espacio activo, comprometido con la defensa de los derechos de los profesionales del periodismo. Si deseamos que más comunicadores se sientan motivados a pertenecer al CDP, debemos construir un gremio que realmente represente sus intereses y aspiraciones.

Estamos cansados de ver cómo un pequeño grupo se aferra a posiciones de poder como si fueran herencias familiares. Aunque se intenten renovar las caras, muchas veces seguimos viendo las mismas almas y el mismo sentir que no aportan a nuestro crecimiento. La repetición de las mismas ideas no solo limita nuestra capacidad de innovar, sino que también socava la confianza en nuestra institución. No podemos permitir que unos pocos decidan el futuro del periodismo en nuestro país.

Hago un llamado a todos los periodistas y comunicadores: ¡unámonos para exigir la transformación que necesitamos! Es hora de dejar atrás a los negociadores oportunistas y trabajar juntos por un CDP renovado, inclusivo y representativo.

La lucha por un gremio fuerte y unido comienza aquí y ahora. ¡Hagamos escuchar nuestras voces!

La autora es comunicadora social, gremialista del CDP, SNTP, Cipesa y Asoprecultrd

sábado, 7 de junio de 2025

 

Emilia Santos Frias
Diario Azua / 07 junio 2025.-

El periodismo transita grandes cambios, debido a la innovación tecnológica y la predilección de las audiencias por los medios de comunicación electrónicos o digitales. Entre estos, las redes sociales, y programas como pódcasts..., que fortalecen la brevedad en el tiempo de respuesta durante la interacción entre personas; ese intercambio rápido de información entre usuarios y creadores de contenido. Otro rasgo que le difiere de los medios tradicionales.

Sin embargo, nunca debe actuar el profesional de esta noble profesión de espalda a la verdad: su gran responsabilidad. Ella es la certeza que se expresa en cada testimonio o hecho que se informa. Gracias a este magno compromiso los públicos; las personas, depositan confianza en las y los periodistas, y eso significa: credibilidad.

En ese entendido, por ejemplo, en el periodismo de datos, que a la vanguardia con las transformaciones del Siglo de la Información, se favorece de la Big Data o grandes volúmenes de datos, para presentar a las audiencias información valiosa: reportajes, informes..., procesada por métodos modernos y generada por plataformas como redes sociales, buscadores, máquinas, transacciones financieras...

En fin, en esta vorágine actual de la economía de la atención, es preciso abrazar la veracidad como nunca. Siendo fiel a este modelo; principio primigenio profesional, para que la narrativa basada en datos, que como se infiere, cuenta historias complejas, permita a la opinión pública cuantificar verdades, verificar datos y normas, con los que pueda enriquecer su vida y hacer ciudadanía social, cuando sea necesario.

Sencillamente, porque la verdad siempre será la plataforma y norte que robustecerá este noble y ético ejercicio. En el que, la desinformación no es parte. Hoy es imperioso que cada información antes de ser divulgada sea constatada. Hay que reiterar este hábito. Ir más allá de los temas de moda, mostrar interés por los lineamientos de la agenda de Estado. Con ellos se fortalecen los intereses nacionales. También, por aquellas audiencias vulnerables, o poco importantizadas..., olvidadas.

Ejercitando sin dudar la verdad, siempre se exhibirá en el Periodismo, su valor público ético y social. Desde una relación de respeto hacia los gobiernos, instituciones estatales, empresas, sociedad civil, organizaciones políticas, y viceversa. Pero, esto se obtiene desde la decencia y el decoro. De ahí la importancia de acceder a fuentes de noticias diáfanas, minuciosas y consecuentes.

Alcanzar fiabilidad, credibilidad es un compromiso perenne que debe procurar toda persona formada académicamente, que abrace el periodismo: instrumento profesional al servicio de la sociedad. Ella se expresa mediante la responsabilidad informativa. La verdad surte impacto de bienestar social. Por eso, quien ejerce este oficio debe alertar ante peligro y contribuir a mitigar riesgos.

Entonces, se recalca que la responsabilidad informativa, nunca será indiferente a la verdad, porque su compromiso es salvaguardar la justicia, no conculcarla. Jamás debe cercenar la paz. Más bien, desde la información veraz, honesta e imparcial, suprime la crueldad en la sociedad.

Entonces, ¿la responsabilidad informativa es el peldaño a la credibilidad?. Naturalmente, porque esta se gesta para producir bienestar colectivo, llevar solución a problemáticas generalizadas, alcanzar objetivos y metas de Estado.

Por eso, asume hoy el compromiso de no difundir una información sin que antes haya sido seriamente investigada: hechos y fuentes confirmadas; constatadas. Que cada noticia publicada sea de beneficio para la población, nunca lo contrario o con intención de dañar. Esto así, como bien dijo un célebre pensador, porque, la verdad se robustece con la investigación..., mientras la falsedad, lo hace con el apresuramiento y la incertidumbre.

Hasta la próxima entrega.

La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.

Por Araceli Aguilar Salgado
Diario Azua / 07 junio 2025.-

"La libertad de prensa no es solo un derecho, es el alma de una sociedad justa." Gabriel García Márquez

La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales que define a una sociedad democrática. Permite a los ciudadanos manifestar sus ideas, opiniones e información sin temor a represalias, garantizando el acceso a la verdad y la pluralidad de voces.

Es un pilar esencial de la democracia, ya que garantiza la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana. Sin embargo, en muchos países, incluido México, este derecho enfrenta desafíos que limitan su ejercicio pleno.

Sin embargo, este derecho no es absoluto y enfrenta múltiples desafíos en la actualidad, desde la censura gubernamental hasta la manipulación informativa y la violencia contra quienes lo ejercen sus límites, los riesgos que enfrenta en la actualidad y la necesidad de protegerla para fortalecer la sociedad.
La importancia de la libertad de expresión

La libertad de expresión está consagrada en diversas legislaciones nacionales e internacionales. En México, los artículos 6º y 7º de la Constitución garantizan el derecho a manifestar ideas sin censura previa y a difundir información a través de cualquier medio. A nivel global, el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y expresión.

Este derecho es esencial porque:

· Fomenta el debate público y permite la diversidad de opiniones.

· Garantiza la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos.

· Protege el ejercicio del periodismo, clave para informar a la sociedad.

· Impulsa el desarrollo social, al permitir la denuncia de injusticias y la defensa de derechos humanos.

Los límites de la libertad de expresión

Si bien la libertad de expresión es un derecho fundamental, no es absoluto. Existen límites que buscan proteger otros derechos, como la dignidad, la privacidad y la seguridad. En México, la Constitución establece que la manifestación de ideas no debe afectar los derechos de terceros, incurrir en delitos o perturbar el orden público.

Los principales límites incluyen:

· Discurso de odio, que incita a la violencia o la discriminación.

· Difamación y calumnia, que dañan la reputación de una persona sin pruebas.

· Censura encubierta, cuando los gobiernos restringen el acceso a información crítica. Manipulación informativa, como la difusión de noticias falsas para influir en la opinión pública.

Los desafíos actuales de la libertad de expresión

En la actualidad, la libertad de expresión enfrenta múltiples amenazas, especialmente para periodistas y activistas. México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, con agresiones, amenazas y asesinatos documentados por organizaciones como ARTICLE 19 y Reporteros Sin Fronteras.

· Además, el auge de las redes sociales ha generado nuevos desafíos:

· Censura digital, donde plataformas eliminan contenido sin criterios claros.

· Ataques y acoso en línea, especialmente contra mujeres y defensores de derechos humanos. Desinformación, que distorsiona la realidad y afecta la toma de decisiones.
¿Realmente existe la libertad de expresión?

A pesar de estar protegida por la ley, la libertad de expresión sigue siendo un derecho frágil y constantemente amenazado. En muchos países, incluido México, el ejercicio de este derecho puede tener consecuencias graves, desde la persecución judicial hasta la violencia física.

El problema no radica únicamente en la censura gubernamental, sino también en la autocensura. Muchos periodistas y ciudadanos optan por guardar silencio ante temas sensibles por miedo a represalias. Esto crea un ambiente donde la información se filtra y se manipula, afectando la capacidad de la sociedad para tomar decisiones informadas.

Además, la libertad de expresión ha sido utilizada como excusa para justificar discursos de odio y desinformación. En algunos casos, se ha convertido en un arma para atacar a grupos vulnerables, promoviendo la discriminación y la violencia. Esto plantea una pregunta fundamental: ¿cómo equilibrar la protección de la libertad de expresión con la responsabilidad social?

Un derecho que debe ser defendido

La libertad de expresión es un derecho fundamental que debe ser protegido y ejercido con responsabilidad. Sin ella, la democracia se debilita y la sociedad pierde su capacidad de exigir justicia y transparencia.

Es tarea de los ciudadanos, los medios de comunicación y los gobiernos garantizar que este derecho se respete, promoviendo un entorno donde todas las voces puedan ser escuchadas sin miedo ni censura.

Defender la libertad de expresión es defender la democracia. Sin ella, no hay verdad, no hay justicia, no hay futuro.

"El derecho a decir lo que pensamos es fundamental para cualquier democracia." Eleanor Roosevelt. 

La autora es Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Chilpancingo de los Bravo
Lisandro Prieto Femenía
Diario Azua / 07 junio 2025.-

La reciente publicación masiva de los resultados de las Pruebas Aprender 2024 en Argentina han encendido las alarmas sobre el estado de la educación en general, pero en matemática en particular, en el nivel secundario. La situación, caracterizada por un bajísimo rendimiento generalizado y la ausencia de niveles avanzados, invita a una profunda reflexión sobre las políticas educativas y sus consecuencias en la formación de los estudiantes. Más allá de las cifras, que son escalofriantes, este escenario revela de por sí una problemática compleja que demanda un análisis filosófico y pedagógico que ningún ministro de educación tiene ganas de hacer sobre el abandono de la calidad educativa en pos de enfoques que desatienden lo esencial para el desarrollo integral de los alumnos.

Empecemos con los resultados concretos y sus razones. Los datos de las Pruebas Aprender 2024 son contundentes y preocupantes. Según informes de prensa, sólo el 14,2% de los estudiantes de secundaria alcanzó un nivel satisfactorio en matemática. Aún más alarmante es la constatación de que no se registró ningún estudiante en el nivel avanzado de la disciplina, un deterioro progresivo desde el operativo ONE 2013 que las políticas implementadas hasta el momento no han logrado revertir. En contraste, el 58% de los estudiantes logró un nivel satisfactorio en Lengua.

Entre las razones esgrimidas para explicar estos magros resultados, vamos a seleccionar tan solo tres para ilustrar el panorama. En primer lugar, el impacto de la pandemia: la matemática, al ser una disciplina más intensiva en contenidos y que requiere un abordaje más complejo, resultó particularmente difícil de trabajar desde el hogar durante la cuarentena. En segundo lugar, los contenidos sin incorporar: se observa que la mayoría de los estudiantes maneja sólo los contenidos del ciclo básico de la secundaria, sin lograr comprender los temas más complejos. Además, en muchos casos, no se llega a trabajar por completo los contenidos clave del último año, según lo estipulado en el programa oficial. Por último, la necesidad de actualizar con seriedad y honestidad la formación docente: se reconoce la urgencia de revisar y mejorar la formación de los docentes en general, no sólo en matemáticas, un problema que se ha acentuado con el tiempo y que afecta también a otros países de la región.

Los precitados resultados sugieren que el problema de la calidad educativa trasciende las desigualdades socioeconómicas, planteando un desafío persistente al sistema educativo. Recordemos que Mercedes Miguel, ex Secretaria de Innovación y Calidad Educativa expresó que “el pensamiento lógico-matemático es una herramienta poderosa para el pensamiento crítico, para organizar la información que nos bombardea a diario”. Si bien estamos completamente de acuerdo con ella, queda claro que todo queda en el ámbito discursivo, porque ese pensamiento lógico-matemático y su precariedad se hunde hasta la propia escuela primaria y he aquí los resultados.

Ahora bien, más allá de los datos aterradores, procedamos a intentar comprender el abandono de la calidad educativa en sí. La situación descrita en los resultados de las Pruebas Aprender evidencia una tendencia a priorizar aspectos superficiales y cuantitativos de la educación, en detrimento de la profundidad, la comprensión genuina y el desarrollo de habilidades esenciales para que los alumnos sean libres y aptos en un futuro que se muestra cada vez más incierto. Este “abandono de lo esencial” puede interpretarse desde diversas perspectivas filosóficas y pedagógicas que vale la pena repasar.

Desde una mirada filosófica, la educación, en su sentido más elevado, no se limita a la mera transmisión de datos o la preparación para pruebas estandarizadas. Recordemos que Platón, en su magna obra “La República”, concebía a la educación como un proceso de “ascenso” que permite al alma alcanzar la verdad y la comprensión de las Ideas. En este sentido, una educación que no fomenta el pensamiento crítico, la capacidad de razonamiento y la búsqueda de la verdad en disciplinas como la matemática, se aleja de este ideal, limitando severamente el potencial intelectual de los individuos, es decir, manteniéndolos esclavos de un sistema que los necesita inútiles y distraídos.

Por su parte, John Dewey, un referente del pragmatismo y la pedagogía progresista, enfatizaba que la educación debe ser una experiencia activa y significativa, conectada con la vida real del estudiante. Si la enseñanza de la matemática se reduce a la memorización de fórmulas y procedimientos descontextualizados, se desvirtúa su propósito por completo. Para él, “la educación no es un preparación para la vida, sino que es la vida misma”, significando con ello que quien no está preparado académicamente para vivir, no está preparado para enfrentar los desafíos que la existencia le presenta. Así, el abandono de enfoque pedagógicos que promueven la resolución de problemas, la experimentación y la aplicación de conceptos matemáticos en situaciones auténticas, priva a los estudiantes de experiencias de aprendizaje valiosas que fomentan una comprensión profunda y duradera: lo que se aprende bien, no se olvida jamás.

Paralelamente, la perspectiva de Paulo Freire, con su pedagogía crítica expuesta en su obra “Pedagogía del oprimido”, es útil para encarar la crítica a un sistema educativo que tiende a “depositar” los conocimientos en los estudiantes sin fomentar su capacidad de reflexión y transformación. Freire denominó a esto “la concepción bancaria de la educación”, donde el estudiante es un simple receptor pasivo de contenidos inútiles de una estructura curricular desactualizada y pésimamente explicada. En el contexto de los resultados precitados de las Pruebas Aprender, si las políticas educativas impulsan una enseñanza centrada en “llenar” a los estudiantes con contenidos para superar una evaluación, sin una verdadera comprensión y la capacidad de aplicarlos, se cae en esta dinámica patética de formar para aprobar y no para entender. En definitiva, Freire argumenta que una educación liberadora, por el contrario, “implica un acto de conocimiento, y no un acto de transferencia de la información”.

Desde el ámbito pedagógico, la situación también invita a cuestionar las metodologías y la formación misma que están recibiendo actualmente los docentes. María Montessori propuso una educación centrada en el niño, donde el ambiente preparado y la libertad del estudiante para explorar y descubrir son fundamentales. Si la enseñanza de la matemática se vuelve rígida, desinteresada y desvinculada con la curiosidad natural del alumno, se coarta su capacidad de aprendizaje autónomo y profundo. La falta de formación docente actualizada y de estrategias didácticas innovadoras, como se ha señalado, contribuye a este estancamiento insoportable que ya es imposible de disimular.

Complementariamente, podemos revisar la teoría sociocultural de Lev Vygotsky, quien subraya la importancia de la interacción social y el andamiaje en el proceso educativo. Los resultados bajos en matemática pueden indicar una falta de mediación adecuada por parte de los docentes, así como de oportunidades para que los estudiantes construyan colectivamente su conocimiento. Desde esta perspectiva, la “Zona de Desarrollo Próximo” (ZDP) de Vygotsky, que representa la brecha entre lo que un estudiante puede hacer sólo y lo que puede lograr con ayuda, no se potencia cuando la enseñanza no se adapta a las necesidades individuales y contextuales, limitando así todo tipo de posible progreso.

Habiendo analizado algunas posibles causas de la situación que nos consterna, procedamos ahora a pensar en las consecuencias, tanto para los alumnos como para la sociedad. El abandono de la calidad educativa, manifestado en el bajo rendimiento, tiene consecuencias muy profundas que vale la pena considerar en detalle. En primer lugar, la limitación del pensamiento crítico, en tanto que la matemática es una herramienta fundamental para desarrollar el razonamiento lógico, la resolución de problemas y el pensamiento analítico. Pues bien, la deficiencia en esta área restringe la capacidad de los jóvenes para comprender y abordar la complejidad del mundo en el que viven.

En segundo lugar, la fragmentación del conocimiento resulta atroz, porque al no incorporar contenidos complejos y no comprenderlos a fondo, los estudiantes construyen un conocimiento parcial o fragmentado que dificulta la conexión entre diferentes disciplinas y la aplicación de los saberes en diversos contextos. En tercer lugar, se hace presente una tristísima desmotivación y frustración, porque un currículo desvinculado de la realidad del estudiante y una pedagogía que no fomenta el interés terminan generando desgano, frustración, desazón y, en última instancia, el abandono escolar.

En cuarto lugar, es necesario reconocer una evidente brecha de equidad. Aunque se señala que el problema excede las desigualdades socioeconómicas, éstas pueden acentuarse si la falta de calidad educativa afecta de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables, perpetuando ciclos de desigualdad: con hambre, no se puede pensar con claridad, y en Argentina, todavía, hay mucha hambre. Por último, tenemos que ver el impacto en el desarrollo nacional, porque una población con deficiencias en habilidades matemáticas básicas tendrá limitaciones para enfrentar los desafíos de una economía globalizada y tecnológicamente avanzada, afectando la innovación, la investigación y el desarrollo del país.

En conclusión, queridos lectores, es evidente que los resultados de las Pruebas Aprender en Matemática son un llamado de atención urgente. Nos obligan a trascender el mero análisis estadístico para adentrarnos en una reflexión filosófica, política y pedagógica sobre el propósito y la esencia de la educación. El abandono de una enseñanza de calidad que priorice la comprensión profunda, el pensamiento crítico y el desarrollo integral de los estudiantes, en favor de políticas que apuntan a resultados superficiales, compromete el presente y el futuro de una generación a la estamos estafando haciéndoles creer que por haberlos aprobado han aprendido algo. Resulta imperativo repensar las prioridades educativas, invertir en la formación docente y adoptar enfoques pedagógicos que restituyan la riqueza y el significado al aprendizaje, reconociendo que la verdadera calidad educativa es la piedra angular para la construcción de individuos libres, capaces, autónomos, críticos y capaces de transformar su realidad y no sólo soportarla o sobrevivirla.

El autor es Docente. Escritor. Filósofo
San Juan - Argentina