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jueves, 1 de mayo de 2025

Por Carol G. Martínez Medina
Diario Azua / 01 mayo 2025.-

A las cinco de la mañana, cuando el asfalto aún conserva el frío de la noche, Leidy Antonia García Martínez ya está de pie. Tiene 42 años, pero su cuerpo parece labrado por el tiempo y las batallas. Su voz baja se quiebra a ratos, como si sollozara por dentro. Seca sus lágrimas con la punta de los dedos antes de que toquen su mejilla; no quiere que nada de su ser caiga, ni que la vean caer.

Desde hace 19 años trabaja como parqueadora. De esos, lleva ocho en la avenida Dr. Héctor Homero Hernández, un rincón ruidoso de Santo Domingo donde el bullicio de personas que trabajan en oficinas de ministerios gubernamentales e instituciones privadas se mezcla con la prisa cotidiana. Pero su historia no comenzó allí.
Mucho antes, Leidy vivía en una relación que prometía estabilidad, pero que terminó convirtiéndose en una experiencia marcada por el maltrato físico, emocional y económico. Fue su expareja quien la llevó a esa esquina, como quien traslada un objeto incómodo.

—"Me puso aquí. Desde ahí empecé a sufrir maltrato, y todavía lo siento… ha sido terrible", dice bajando la mirada, pero no con vergüenza.

Con los años, vivió situaciones aún más duras. Estuvo presa injustamente por problemas que, asegura, no eran suyos.

—"Yo hice tres días de cárcel y eché par de pleitos aquí", confiesa en voz baja, como si se quisiera romper por dentro.

Hace un año terminó definitivamente con esa relación. Desde entonces ha estado sola, y aunque la libertad le dio un respiro, también trajo amenazas, miedo, y el riesgo de perder el único espacio que le permite subsistir.
Leidy es madre soltera de tres hijas y ya tiene nietos. Una de sus hijas logró graduarse y hoy trabaja en un colegio privado. Las otras, como ella, no pudieron terminar sus estudios.

—"Yo deseo algo mejor para mis hijas… no quiero que repitan mi amargada experiencia. Pero, imagínese, yo soy invisible cuando pido ayuda, y más por cómo me veo... la gente piensa a veces lo peor de mí, y eso me duele durísimo, aquí en mi corazón, y también porque le doy mente".

Ha hecho de todo: cocinera, doméstica, limpiadora. Pero fue entre carros, sol, polvo y a veces insultos, donde encontró una forma inesperada de libertad.

—"Aquí me siento libre, parece extraño, pero es así", dice, mirando hacia el horizonte que dibujan los ministerios y el estadio Quisqueya. "Los que trabajan por aquí me conocen, y yo les agradezco… saben quién soy debajo de esta ropa".

Entre las esquinas que bordean estas zonas mencionadas, es una figura reconocida como la parqueadora. Sin salario fijo ni derechos laborales, vive de lo que la gente le ofrece.

—"Antes yo ganaba unos 3,000 pesos cada quince días… ahora, con suerte, llego con el pasaje y la cena", confiesa.

Sus ojos brillan al hablar de pequeñas cosas que otros descartarían.
—"A veces me dan cincuenta pesos y digo: ¡Wao, papá Dios, gracias!" persignándose lo relata.

El entorno es duro, pero la calle también le ha enseñado a resignificar su vida. Afirma que todo el mundo llega con un propósito a esta altura de juego, cree que el de ella es el sufrimiento de ser mujer.

Con el paso del tiempo aprendió a protegerse. Su ropa no solo abriga, también la defiende.

—"No puedo venir vestida de cualquier forma, la ropa me da respeto. La gente me identifica de una vez". Visiblemente, tiene chaleco reflector como si perteneciera a los agentes de tránsito.
Cuando el semáforo cambia de color y el flujo de autos la envuelve, Leidy se mueve al ritmo de bocinas y luces intermitentes. El calor del sol sobre su rostro, el zumbido de los motores, el polvo en la piel y el vaivén de cada jornada de lunes a viernes le recuerdan que, aunque no tenga un título o salario fijo, tiene algo más valioso: resistencia.

—"Este es mi espacio, mi refugio. Aquí no soy solo una mujer parqueadora; soy alguien que pelea por mantenerse de pie, aunque le digan que la dignidad depende del dinero... yo ni sé qué significa dignidad", dice, estallando en una carcajada.

Su madre la visita de vez en cuando. Sentada en una silla, parece como si cuidara la espalda de su hija. Nunca la ha abandonado.

—"Mi madre lo es todo. Y mis hijas...".

La calle te cambia, dice.

—"A veces me pregunto si lo que he hecho ha estado bien, mal o qué…", reflexiona mientras observa el panorama: el sol, los carros, el bullicio... Todo es parte de su vida.

Pero también lo son las pequeñas victorias, que, aunque pocas, se convierten en un alivio que en momentos desconectan la tristeza que llevan y la vuelven en alegría.

Y sí, Leidy exige respeto, aunque a veces no lo reciba.

Su historia es solo una entre miles, como la de muchas mujeres dominicanas que enfrentan una realidad marcada por la pobreza, la informalidad y la violencia.

Pero ella no es un número; es una historia que se siente en la piel, con la dureza de su lucha, que se ve en la firmeza de su mirada, en su voz cargada de experiencias, en el esfuerzo del día a día y en cada paso que da, en la vida que llama asfalto.

—"No sé por qué me hacen esta entrevista. De forma sorpresiva pregunta a quién la entrevista, seguida de sus consideraciones. Vieja, mira, yo no soy doctora, ni maestra… tampoco persona de alta sociedad. Soy solo yo, la parqueadora.

…. Pero gracias por contar mi historia, al menos una parte, porque la otra, esa que me hizo así como soy ahora, es mejor ni recordarla", concluye, mirando al suelo.

Luego respira hondo y vuelve a sonreír, como si se perdonara a sí misma por todo lo que le ha tocado cargar.

Leidy no pide compasión. Ella, exige visibilidad. Porque, aunque su vida parezca detenida, cada día le demuestra que sus pasos no han dejado de avanzar.

—"Yo no estudié, pero he enseñado a mis hijas a no rendirse.

Mientras yo tenga fuerzas, yo sigo aquí. Porque nadie me va a quitar mi lugar ni de parqueadora ni como mujer de trabajo". Concluye sonriendo.

Una lucha que no es solo suya

El relato de Leidy se inscribe en una problemática estructural que afecta a miles de mujeres en República Dominicana. Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), el 37.5% de los hogares del país están liderados por mujeres, una tendencia en aumento desde los años 80.

Esta realidad está estrechamente vinculada a la vulnerabilidad económica. En el primer trimestre de 2024, la tasa de pobreza monetaria en mujeres fue del 19.6%, frente al 18.3% en hombres. La informalidad laboral sigue siendo una barrera crítica: más de la mitad de las trabajadoras dominicanas (54.8% en 2024) no cuentan con estabilidad ni derechos laborales, aunque representa una leve mejora respecto al 56.8% del año anterior.

La desigualdad también se refleja en los ingresos. Un estudio del Banco Mundial revela que las mujeres ganan, en promedio, un 27% menos que los hombres en puestos similares.

Esta brecha económica se suma a otro drama persistente: la violencia de género, de acuerdo con la Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres (ENESIM-2018), publicada por la ONE, dos de cada tres mujeres en República Dominicana han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

En este contexto, la historia de Leidy no es una excepción: es el reflejo vivo de una lucha cotidiana en un país donde muchas mujeres cargan solas con el peso de la pobreza, la desigualdad y la invisibilidad.

Referencias
Por Dr. Amín Cruz
Diario Azua / 01 mayo 2025.-

"Es mejor tirar la pluma al río, que vender la dignidad" IR.

El Congreso Hispanoamericano de Prensa y Congreso Mundial de Prensa, se une a los trabajadores, periodistas y comunicadores sociales en el Día del Trabajo
En este Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, extiendo un saludo fraterno y una efusiva felicitación a todos los trabajadores y trabajadoras del mundo. De manera especial, rindo homenaje a las mujeres y hombres, periodistas y comunicadores sociales de América y del mundo entero, quienes, con su labor incansable, se han convertido en auténticos guardianes de la verdad, la libertad y la ética en nuestras sociedades.

El periodismo es una de las profesiones más nobles, exigentes y fundamentales para el desarrollo democrático, decía el Dr. Javier Darío Restrepo. Es un trabajo que no conoce horarios ni fronteras, que exige entrega, responsabilidad, valentía y compromiso en cada instante. Son ustedes, periodistas y comunicadores, quienes nos informan, orientan y educan a través de la palabra, la imagen, la voz y el testimonio, incluso en las circunstancias más adversas.
No obstante, el Congreso Hispanoamericano de Prensa y Congreso Mundial de Prensa, están conscientes de los innumerables retos y desafíos que enfrenta hoy el ejercicio del periodismo. En muchas partes del mundo, la libertad de prensa está amenazada, y son muchos los periodistas que han sido víctimas de la violencia, la censura, la represión y la intolerancia. Demasiados han pagado con su vida el precio de decir la verdad, de cumplir con su deber, de informar con honestidad y valentía.

En este día, el Congreso Hispanoamericano de Prensa y Congreso Mundial de Prensa, elevamos nuestras voces para honrar a esos héroes y heroínas que, con su vida y con su sangre, han escrito páginas memorables en la historia de la libertad de expresión. Su legado nos obliga a mantenernos firmes, coherentes y éticos en la defensa de la verdad.
El Congreso Hispanoamericano de Prensa y Congreso Mundial de Prensa, exhorta a todos los periodistas y comunicadores sociales a no claudicar jamás ante las presiones del poder político, económico o del crimen organizado. Tenemos que mantenernos firmes y coherentes defendiendo la verdad y la ética, ha dicho el Dr. Ignacio Ramonet con claridad y firmeza: "Es mejor tirar la pluma al río, que vender tu dignidad."

“La integridad profesional, la ética y el compromiso con la verdad deben ser inquebrantables. No hay riqueza ni reconocimiento que valga más que una conciencia limpia y una pluma libre”.
Hoy, 1 de mayo, renovamos nuestro compromiso con la libertad de prensa, el derecho a la información y la defensa de una comunicación responsable, plural, crítica y comprometida con la justicia social. Sigamos adelante con determinación, enfrentando los obstáculos con el poder de la palabra y la fuerza de la verdad.

Porque cada palabra que se escribe, cada imagen que se capta, cada verdad que se revela, es un acto de resistencia y un paso hacia un mundo más justo, libre y humano.

¡Honor y gloria a los trabajadores!
¡Vivan los periodistas!
¡Viva la libertad de prensa!

Amín Cruz: CEO, presidente, fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa y del Congreso Mundial de Prensa, Padre, Embajador del Periodismo Hispanoamericano y Latinoamericano, Diplomático, Historiador, Escritor, Educador.

Por Lisandro Prieto Femenía
Diario Azua / 01 mayo 2025.-

Preocúpate si te da miedo emitir juicio sobre algo en particular. (No importa cuándo leas esto)

Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre una teoría puntual, que se ha vuelto clave para comprender el funcionamiento de los mecanismos sociales que sofocan la libre expresión: la espiral del silencio. En 1974, la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann expresó una hipótesis, que parte de una observación inquietante: los individuos, al percibir que su opinión es minoritaria o mal vista socialmente, tienden a guardar silencio por temor al rechazo y/o aislamiento. En sus palabras, sostiene que "la opinión pública es el comportamiento que uno debe mostrar para evitar el aislamiento" (Noelle-Neumann, 1974, p. 50), indicando con esta aparente definición inocente un sofisticado mecanismo de control social, profundamente efectivo, incluso y sobre todo en estos últimos tiempos, en democracias formales.

Lo notable de esta teoría es que describe un mecanismo de censura sin la necesidad de contar con censores. No hace falta que el Estado silencie con violencia a los disidentes con represión directa: basta que la estructura mediática, cultural o política construya una narrativa de consenso incuestionable. Entonces, quienes osen pensar críticamente o disentir, se verán compelidos al silencio, no por coerción externa, sino por el miedo a ser marginados por la agenda imperante de lo políticamente correcto. Así, la censura se vuelve entonces internalizada, más eficaz aún porque las víctimas del silenciamiento lo acatan sin chistar.

Ahora bien, en las sociedades contemporáneas, este fenómeno se agrava con la lógica de las redes sociales, donde la validación (likes, retuits, seguidores) reemplaza completamente al razonamiento complejo. Al respecto, Byung-Chul Han advirtió que "el infierno de lo igual se impone como la repetición de lo mismo en todas partes" (Han, "La expulsión de lo distinto, 2017, p. 16). En este ecosistema, quien disiente de las corrientes dominantes no solo es ignorado, sino que es expulsado simbólicamente de la conversación pública, tachado de tóxico, extremista o ignorante. Así, el silencio no representa una pasividad, sino un acto perverso de supervivencia social: la moda te obliga a callar para permanecer entre los demás.

Uno de los mentores ideológicos de la decadencia moral e ideológica reinante de las agendas actuales, Michel Foucault, nos explicó perfectamente cómo el poder moderno no se manifiesta principalmente a través de la represión directa, sino mediante la producción de discursos legítimos y la exclusión de los considerados inaceptables: "No hay enunciado que no esté en relación con un conjunto de reglas que definen lo que es admisible o no en una determinada época" ("La arqueología del saber", 1969, p.40). En este sentido, la espiral del silencio opera precisamente en esa frontera: lo dicho se convierte en lo único decible, y lo demás, en tabú.

El resultado de este mecanismo es un escenario donde la libertad de expresión no está formalmente restringida, pero sí está prácticamente anulada. Hannah Arendt sí comprendió con agudeza el valor político real que tiene el discurso público al indicar que "la libertad de opinión es una farsa si no se garantiza la información objetiva y si no se respetan las opiniones divergentes" ("La crisis de la cultura", 1961, p. 269). Desde esta perspectiva, la espiral del silencio no elimina la opinión divergente, pero la convierte en un gesto temerario, un riesgo personal que muchos no están dispuestos a correr.

Este fenómeno también fue analizado en detalle por el sociólogo Pierre Bourdieu, quien advirtió que "la opinión pública no existe" en cuanta categoría homogénea, sino que se trata de una construcción dominada por quienes tienen el poder de imponer los temas y las formas legítimas de hablar sobre ellos ("La opinión pública no existe", en Les temps modernes, n.º 318, 1972). En este marco teórico, la espiral del silencio no revela una mayoría verdadera, sino una clara imposición de un marco de enunciabilidad sostenido por quienes defienden qué puede y qué no puede ser dicho.

En la actualidad, la espiral del silencio se manifiesta en torno a una serie de tabúes sociales que, si bien no está expresamente prohibidos legalmente, se vuelven prácticamente imposibles de expresar sin consecuencias de marginación o linchamiento social. El primero de ellos es la crítica abierta a ciertos consensos progresistas, como cuestionar las políticas de identidad de género, poner en duda el alcance de ciertos movimientos sociales, o expresar reservas sobre cómo algunos gobiernos europeos populistas decadentes están gestionando las migraciones masivas. Incluso plantear matices en temas como el cambio climático, la globalización o modelos económicos imperantes puede colocar a un individuo bajo sospecha moral.

En muchos círculos académicos y mediáticos, cuestionar los discursos dominantes sobre diversidad, inclusión o justicia social se interpreta automáticamente como un acto de violencia simbólica. Como señala el filósofo Mark Lilla, "la política de la identidad anima a los individuos a pensar más en sus heridas particulares que en el bien común" ("The Once and Future Liberal, 2017, p. 14.). Quien critique esta tendencia corre el riesgo de ser catalogado retrógrado, insensible, reaccionario, independientemente de la calidad de sus argumentos.

Ahora bien, en el otro extremo del espectro ideológico, sucede lo mismo: en ciertos contextos conservadores o nacionalistas, manifestar apoyo a políticas de inclusión, migración o derechos sociales es también motivo de exclusión o estigmatización. Así, la espiral del silencio no responde únicamente a una única corriente, sino que se adapta camaleónicamente a la hegemonía del entorno en cada momento dado.

Esta situación demuestra que el problema no es el debate entre posturas distintas, sino la clausura anticipada del debate mediante la demonización de ciertas opiniones. Como señaló proféticamente George Orwell en su prefacio censurado de "Rebelión en la granja", "La libertad es derecho de decirle a la gente lo que no quiere oír" (Orwell, 1945/1972, p.7). Cuando la arquitectura social suprime ese derecho en nombre de cualquier causa- por justa que parezca-, lo que se pierde no es sólo la pluralidad de voces, sino la posibilidad misma de pensar críticamente. Y vaya que es rentable, para dos o tres listillos que manejan los hilos, que seamos cada vez más idiotas.

El problema de fondo en esta cuestión no es que ciertos discursos sean rechazados por ser infundados, sino que la presión del entorno es tan fuerte que se termina anulando la posibilidad misma del debate. Esta maquinaria social no requiere de un Estado autoritario ni de leyes mordaza, sino que basta con un conjunto de voces hegemónicas (rentadas, por supuesto), una narrativa dominante y un contexto de temor al aislamiento. Como explicó Noeelle-Neumann, "no es necesario que se reprima a las personas para que ellas se repriman a sí mismas" (1974, p. 52).

Esta autocensura generalizada genera una falsa percepción de consenso que refuerza la hegemonía ideológica y desactiva cualquier atisbo de transformación social real. Las mayorías aparentes se consolidan no por su fuerza argumentativa, sino por el silenciamiento de las disidencias, convirtiendo perversamente a la espiral del silencio en una trampa silenciosa y eficaz que opera bajo la lógica de la persuasión disfrazada de "normalidad", del consentimiento disfrazado de acuerdo espontáneo.

Para concluir, tenemos que resaltar que lo más inquietante de este asunto es que esta estrategia macabra puede ser utilizada por cualquier posicionamiento político o ideología: no es patrimonio de un sector específico, sino que es un dispositivo que sirve tanto al totalitarismo como al progresismo intolerante, tanto al mercado como al nacionalismo conservador. Cuando una sociedad aprende a quedarse callada por temor, el pensamiento crítico se convierte en una actividad clandestina. En nombre de la corrección política, de la salud pública, de la moral o del progreso, la espiral del silencio termina siendo el rostro amable de una sumisión pervertida que no debería suceder en una democracia realmente libre.

 

Por Néstor Estévez
Diario Azua / 01 mayo 2025.-

Recientemente, tuve la dicha de asistir a dos actividades de esas que alimentan el deseo de seguir aportando porque tienen en común una estela inspiradora: el legado de Julio Brache Arzeno.

En la apertura de la Feria Agropecuaria Nacional, el presidente Luis Abinader dio a conocer su iniciativa para que la Ciudad Ganadera sea nombrada en honor a Brache Arzeno. Y en el Estadio Quisqueya Juan Marichal se realizó el acto inaugural del XIV Torneo de Béisbol RBI Villa Altagracia, con el auspicio de la Fundación Rica y la Major League Baseball.

En una época donde el individualismo y la búsqueda desmedida de ganancias parecen dominar el mundo empresarial, figuras como Julio Brache Arzeno emergen como faros de esperanza. Su legado no solo se mide en éxitos comerciales, sino en un compromiso inquebrantable con el desarrollo humano y social.

Su historia, sus valores y las acciones que impulsó a través del Grupo Rica y su Fundación demuestran que el verdadero progreso de una nación depende de líderes que entiendan que el éxito empresarial debe ir de la mano con la responsabilidad social.

No fue solo un empresario exitoso; fue un visionario que supo combinar el crecimiento económico con el impacto comunitario. Nacido en Moca en 1928, en el seno de una familia humilde, su vida estuvo marcada por el esfuerzo y la disciplina. Desde joven, ayudó a su padre en labores agrícolas mientras estudiaba medicina, graduándose como cirujano en 1952.

Sin embargo, su destino cambiaría cuando, junto a su esposa Elsa, inició un pequeño negocio de distribución de leche que, con los años, se convertiría en el Grupo Rica, una de las empresas más importantes del país.

Pero lo que realmente distingue a este hombre, además de su capacidad para construir un imperio empresarial, es su convicción de que el éxito debía traducirse en bienestar colectivo. En 2009, creó la Fundación Rica, una institución que ha impactado miles de vidas en áreas como educación, salud, deporte, medio ambiente y desarrollo comunitario.

Más allá de la filantropía

Muchas empresas practican la filantropía como un acto aislado. Otras lo hacen por asunto de imagen. Brache Arzeno, en cambio, entendió que la responsabilidad social debe ser parte integral del modelo de negocio. Bajo su liderazgo, el Grupo Rica no solo donó recursos, sino que creó alianzas estratégicas con organizaciones que trabajan por una mejor sociedad.

Como herencia de su legado, el Premio a la Sostenibilidad Julio Brache Arzeno reconoce cada año a instituciones sin fines de lucro en las áreas de educación, salud y medio ambiente. Este enfoque refleja una visión moderna de los negocios, donde la reputación corporativa no se construye con publicidad, sino con acciones tangibles. Como señalan diversos tratadistas, la imagen de una empresa es un activo intangible estratégico, y él lo entendió antes que muchos: un país no avanza si sus empresas solo piensan en ganancias.

¿Por qué necesitamos más líderes como Brache Arzeno?

En un mundo donde la desigualdad sigue creciendo, la estela de Brache Arzeno es una llamada a la acción. Su vida demuestra que:

1. El éxito empresarial no está reñido con la justicia social. Las empresas pueden (y deben) ser agentes de cambio.

2. La filantropía no es caridad, es inversión. Apoyar a quienes más lo necesitan fortalece el tejido social y, a la larga, beneficia a toda la economía. Y

3. El liderazgo se mide por el legado, no por la riqueza acumulada.

Hoy, cuando la República Dominicana enfrenta desafíos en educación, salud y sostenibilidad ambiental, necesitamos más empresarios que sigan su ejemplo. No basta con donar; hay que involucrarse, innovar y trabajar en alianzas que generen impacto real.

Julio Brache Arzeno no habrá sido perfecto, pero su legado deja ricas lecciones de coherencia, humildad y compromiso. Mientras muchas empresas buscan maximizar utilidades a cualquier costo, él demostró que el éxito duradero se construye sirviendo a los demás.

Su legado debe ser un referente para las nuevas generaciones de empresarios y líderes. Porque, al final, el verdadero progreso de un país no se mide solo en cifras macroeconómicas, sino en cuántas vidas han sido tocadas y mejoradas. Ojalá que su ejemplo inspire a muchos para seguir su estela.


Testigo del tiempo

Por J.C. Malone
Diario Azua / 01 mayo 2025.-

Los Estados Unidos enfrentan un ineludible desabastecimiento y escasez general de bienes de consumo, eso disparará la inflación, multiplicando el descontento popular, amenazando la paz social nacional.

Ante la fallida política tarifaria del presidente Donald Trump, los suplidores chinos suspendieran todas sus exportaciones a norteamérica. Veremos estanterías vacías en Walmart, Target y otras tiendas.

Mientras imporamos más del 60% de los bienes de consumo de la factoría mundial: China, Pekín solo exporta un 12% de su producción a los Estados Unidos. No Podemos vivir sin China, ellos viven sin nosotros.

El desabastecimiento aumentará la inflación, la oposición ya está capitalizando todo esto, aumentando el peligro de inestabilidad social. La gobernabilidad se hará bastante difícil en lo Adelante.

Ningún político, ni Trump, admite errores, nos distraerán de escasez e inflación con algo muy catastrófico, aquí cualquier pasar cosa, vivimos momentos muy delicados, y extremadamente peligrosos.

Los estadounidenses solo saben vivir en opulencia, tener que sobrevivir con limitaciones, como lo tuvo que hacer Cuba por el bloqueo de Washington es impensable y desconcertante.

Trump no previó nada de esto, dentro de su cabeza, los Estados Unidos sigue siendo “la nación más poderosa del mundo”, en la realidad eso es diferente.

Aquello de que China “nos necesita” es tan absurdo como la idea europea de que Rusia “necesita a Europa”, Pekín y Moscú ampliaron y diversificaron sus mercados.

Los consumidores necesitan a los productores, nunca ha sido lo contrario, si se agotan los consumidores en un lado, pues se buscan nuevos mercados en otros lados.

Mientras chinos y rusos buscaron nuevos mercados para colocar su producción, Estados Unidos aumentó su dependencia de China mientras intentaba controlarla, imposible controlar a quien te controla.

La escasez y el desabastecimiento dispararán la inflación, eso genera inestabilidad social, que siempre ha dificultado la gobernabilidad.



martes, 29 de abril de 2025

Emilia Santos Frias
Diario Azua / 29 abril 2025.

El consagrado comunicador William Arana, hace tiempo inspira, fortalece mi el deseo de accionar, y por fin concluir la promesa que me hice, y luego realicé al Creador, como forma de agradecer su protección permanente: seguirle desde hoy y para siempre. La razón es clara, tengo mucho que agradecer, y esa es mi ofrenda, la vida que me regaló puesta a su servicio.

Esta necesidad de vivir desde la espiritualidad, no desde la religión, me asalta hace décadas: la dialogo frecuentemente con el Divino, durante nuestros encuentros, mediante la oración. Deseo que el Dador de Vida, sea mi mundo; mi universo, como reza la alabanza. Es entonces, cuando también aparece el devocional “La Dosis Diaria”, y dulcemente, me hace tomar tiempo para reflexionar en cuanto a mi área espiritual; relación con el omnisciente, su palabra o Manual de Instrucciones; la oración y meditación. Todas iniciadas y no potenciadas.

Todo lo anterior, al enfrentarlo, me lleva a vivir desde el amor, con gratitud, conectada a Dios y fortalecida en la fe. Al importantizarlo, como hábito ininterrumpido, será evidente lo que conseguiré para mi vida: infinitas bendiciones.

Por eso, hoy me empujo a dejar la terquedad; apatía, y aceptar lo que dice la palabra del omnipotente: “solo Jesús puede llenar nuestras vidas y aplacar deseos carnales que nos seducen”.

Porque, esos intereses personales; placeres del mundo, solo impiden que se desarrolle lo espiritual. Algunos de estos, como: miedo, inseguridad, vanidad, engreimiento, deslealtad, hipocresía, inmoralidad, impureza, bajos deseos, codicia, avaricia, resentimientos, odio, dolor, amargura, envidia, egoísmo, altivez, dureza al juzgar a los demás, falta de humildad y de compasión; ansiedad social..., todos ellos constituyen idolatría, al adorar las cosas del mundo y producen enfermedad mental.

Cuando hacemos morir esas cosas pecaminosas, terrenales que nos acechan por dentro; nos atan y producen malestar físico, emocional y mental, como ansiedad, estrés, depresión..., esos deseos y patologías de la carne, nace lo espiritual.

“No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones y los malos deseos: no sean avaros, quien lo es, está en idolatría, porque adora las cosas de este mundo”. Como es sabido, estos pecados provocan la furia del Señor. Por consiguiente, es preciso asumir la siguiente recomendación: eliminar enojo, calumnia, comportamiento malicioso, lenguaje sucio. i Es hora!

Se hace hincapié en este último: el lenguaje sucio; tan común en este Siglo XXI, que lastimosamente, permite, en la generalidad, que las personas abracen la Tecnología de la Información y Comunicación (TIC), para vulnerar derechos humanos y fundamentales. Informar utilizando groserías, improperios, expresiones perniciosas...,

Verbigracia, la actual forma de comunicar, de gestionar contenido desde los medios electrónicos o modernos, donde quienes cometen estas vulneraciones en vez de ser escarmentados por la sociedad, son laureados.

Entonces, retomando, si nos consideramos hijos e hijas de Dios, tenemos que consentir la afirmación que consagra Colosenses 3: 5-8, para que cambiemos esas cosas que hacíamos antes, que se realizan, pero que ya no debemos efectuar. Entender de una vez y por todas, que “somos un linaje escogido”, como afirma nuestro Manual de Instrucciones: la Biblia. Al hacerlo, esta acción formará parte de nuestro legado.

i Es el momento de aceptar el llamado, el toque que hace Dios a nuestro corazón, y cambiar pasiones terrenales, del mundo. Sacarlas de nuestras vidas y abrazar mejores cosas! Es un gran desafío, pero para quienes procedan, representará alcanzar bendiciones. ¿Si no lo hacemos, qué nos diferencia de Judas?

Al salir adelante, desencadenarnos del ser histórico, convertirnos en seres genuinos, íntegros en lo íntimo o personal, tanto para el Padre Creador, como para toda la sociedad. Disfrutaremos de una vida llena de gozo y plenitud. i Seremos más que vencedores!

Hasta la próxima entrega.

La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.

domingo, 27 de abril de 2025


Alfredo Cruz Polanco

/Diario Azua /27 abril 2025.-

   
Amnistía Internacional (AI) es una organización que actúa en más de 150 países, con supuestos criterios independientes de gobiernos, partidos políticos, religiones y “se financia con las donaciones de sus miembros”.

Esta tiene como finalidad, "investigar y denunciar las violaciones a los derechos humanos, la comisión de crímenes; además, trabaja en temas relacionados con la libertad de expresión, torturas, pena de muerte, la discriminación racial, la defensa de las víctimas de los conflictos armados; a presionar y a denunciar a los gobiernos e instituciones para que cumplan con sus obligaciones".
 
En los últimos días dicha organización la  emprendió contra la República Dominicana, por el solo hecho, justo, de aplicar la Constitución de la República y la Ley General de Migración No. 285-04, con el objetivo de defender nuestra soberanía y los derechos humanos de las parturientas dominicanas, pues estas están siendo desplazadas de nuestras maternidades y hospitales en todo el país por las inmigrantes indocumentadas haitianas, que en su mayoría, vienen a través de mafias y de tratas de personas, a parir sin costo alguno.

Lo mismo sucede con nuestras escuelas públicas, cuyas aulas están siendo ocupadas por los hijos de inmigrantes indocumentados haitianos, quienes consumen gran parte del presupuesto de la República.
 
Para AI estas no son violaciones a los derechos humanos de las mujeres y niños de un país, que ha sido de los pocos, por no decir el único, que le ha extendido la mano amiga a esa pobre nación, que se ha convertido en su paño de lágrimas desde hace muchos años, aún con todos sus problemas y limitaciones, pues siempre es el primero que acude en su auxilio cuando es afectada por una desgracia, siniestro o un fenómeno natural.

Ni hablar del aporte y las valiosas contribuciones que hicimos durante el terremoto del año 2010, que mientras la mayoría de los países desarrollados guardaron silencio y no acudieron en su ayuda, esta institución nunca críticó ni exigió responsabilidades a los que han sido los verdaderos culpables de la crisis económica, política, social e institucional que hoy vive la misma.

En estos precisos momentos, en que ese vecino país se desangra por una ola de violencia, hambruna, violaciones a los derechos humanos, crímenes, secuestros,
de niños, mujeres y ancianos, esta institución no se pronuncia ni condena dichos crímenes  de lesa patria.
 
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), es un organismo creado en 1945, luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial, que tiene dentro de sus tantas atribuciones, mantener la paz y la seguridad internacional; proteger los derechos humanos, procurar la seguridad alimentaria; distribuir ayudas humanitarias, apoyar el desarrollo sostenible y defender el derecho internacional de los países miembros, a través de los distintos organismos que lo conforman.
 
Esta semana, este organismo internacional, también la emprendió contra nuestro país, condenando las medidas anunciadas por el Presidente de la República, Luis Abinader Corona, de exigir una serie de controles a las parturientas indocumentadas haitianas, las cuales han abarrotado nuestras maternidades y hospitales.

A las mismas se les exigirá el cobro por las atenciones médicas prestadas, los documentos de identificación, lugar de trabajo, así como su domicilio. En caso de que no cumplan con estos requerimientos, las mismas serán repatriadas como manda la Ley General de Migración.

El secretario general de la ONU, señor Antonio Guterres, es el más llamado para que a través del organismo internacional que dirige, busque una salida satisfactoria a las crisis que afectan a Haití, en vez de criticar y condenar las medidas anunciadas, y no pretender como siempre lo ha hecho, buscarle una solución salomónica a las mismas, en la República Dominicana. 

Desgraciadamente este organismo ni su secretario general han sido capaces de que esa vecina nación logre la paz, porque solo se han dedicado a criticar a nuestro país, en vez de aportar soluciones.
 
Dicho organismo sólo sabe presionar y amenazar a los países pobres, miembros de ese alto organismo, como lo es la República Dominicana, para que cumplan sus aberrantes decisiones, las cuales siempre responden a los grandes intereses de los países poderosos que conforman la denominada "Comunidad Internacional".
 
Este está obligado a buscar una solución inmediata a dicha crisis, antes de que en ese territorio ocurra un genocidio y una explosión social que repercuta negativamente en nuestro país. ¿O será eso lo que se persigue?
 
Por tales razones, tanto la ONU como la IA están descalificadas para criticar a la República Dominicana, por aplicar la política exterior establecida con respecto a Haití, un derecho que le asiste a todos los países,  pues han fracasado y están dejando mucho que desear, pues cada día se hunden más en el desprestigio, la desconfianza y en el descrédito; no tienen calidad moral para atacar a la República Dominicana, acusándola de violar los derechos humanos y discriminar a los inmigrantes  indocumentados haitianos.

El autor es Contador Público Autorizado, Máster en Relaciones Internacionales

Ex diputado al Congreso Nacional y
Miembro de la Cámara de Cuentas de la República 2010-2016

miércoles, 23 de abril de 2025

 

Por Araceli Aguilar Salgado
Diario Azua / 23 abril 2025.-

"La fe no es una luz que disipa todas nuestras tinieblas, sino una lámpara que guía nuestros pasos en la noche." Papa Francisco

El fallecimiento del Papa Francisco marca el cierre de una era en la Iglesia católica y en el mundo. Desde su elección en 2013, Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano y jesuita, impulsó una visión reformista y de apertura, enfocada en la justicia social, la transparencia en la Iglesia y el diálogo interreligioso.

Su pontificado representó un cambio significativo en la forma de abordar los problemas contemporáneos y dejó una huella indeleble en la historia.
Un Papa cercano a los más vulnerables

Desde su primer día como Pontífice, el Papa Francisco mostró una clara preferencia por los pobres y marginados. Rechazó las ostentaciones del poder papal, optando por vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, y eliminó muchas de las tradiciones que alejaban a la Iglesia del pueblo. Su sencillez y cercanía con la gente se evidenciaron en sus múltiples viajes a lugares golpeados por la pobreza y la violencia, como Myanmar, Sudán del Sur y la frontera de Ciudad Juárez en México.

La opción preferencial por los pobres fue el núcleo de su mensaje. En numerosas ocasiones, denunció las desigualdades económicas y la explotación de los más vulnerables, llamando a la solidaridad y la acción concreta. A través de su encíclica Evangelii Gaudium, instó a una Iglesia más comprometida con los desposeídos, promoviendo la justicia social como un deber cristiano.
Una Iglesia más transparente y reformada

Uno de los mayores desafíos de su papado fue la lucha contra la corrupción dentro del Vaticano y los casos de abuso sexual clerical. Francisco impulsó reformas estructurales en el Banco Vaticano, aumentando la supervisión y eliminando prácticas opacas en las finanzas de la Santa Sede. A través de la creación de una comisión especial para la protección de menores, trabajó para combatir la pederastia dentro de la Iglesia, enfrentando resistencias internas y externando la necesidad de erradicar estas prácticas abusivas.

Además, promovió una mayor inclusión dentro de la Iglesia, nombrando por primera vez a una mujer, la monja Simona Brambilla, como prefecta de un dicasterio, y abriendo espacios para el diálogo sobre el papel de las mujeres en el liderazgo eclesiástico.
El compromiso con el medio ambiente

Uno de los legados más trascendentales del Papa Francisco es su defensa del medio ambiente. En su encíclica Laudato Si’, presentó una postura contundente sobre la crisis climática, instando a los gobiernos y ciudadanos a asumir la responsabilidad de cuidar la casa común.

Denunció el consumismo, la contaminación y el uso indiscriminado de los recursos naturales, y pidió un cambio estructural en la economía global para reducir la pobreza y frenar el deterioro ambiental.

Su mensaje resonó profundamente en sectores fuera de la Iglesia, ganando reconocimiento por su liderazgo en el ámbito ecológico y por su capacidad de integrar la justicia social con el cuidado del planeta.

Las controversias y desafíos de su papado

Como cualquier líder, Francisco enfrentó críticas y polémicas. Su postura sobre la inmigración y su oposición a políticas discriminatorias generaron tensiones con líderes mundiales como Donald Trump. En el seno de la Iglesia, algunos sectores conservadores rechazaron su apertura hacia temas como la comunidad LGBTQ+, la ordenación de mujeres y la posible flexibilización de ciertas doctrinas.

También fue objeto de cuestionamientos sobre su papel en la dictadura militar de Argentina, aunque siempre defendió su actuar como sacerdote en aquel período.

Su constante llamado a la paz, como cuando envió cardenales a Ucrania tras la invasión rusa, también generó debates sobre el papel del Vaticano en la geopolítica global.
Un Papa que trasciende la historia

El Papa Francisco se distinguió por su profunda humanidad y su capacidad de conectar con la gente más allá de la fe católica. Su legado es el de un líder que, desde su origen humilde, transformó la Iglesia con un mensaje de justicia, inclusión y esperanza.

Su fallecimiento marca el fin de un pontificado que desafió estructuras establecidas y dejó una huella en la historia religiosa y social del mundo.

El impacto de su vida y obra continuará influyendo en las generaciones futuras.

"La misericordia cambia el mundo, lo hace más justo y menos frío." Papa Francisco.

Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero E-mail periodistaaaguilar@gmail.com

lunes, 21 de abril de 2025

Por Lisandro Prieto
Diario Azua / 21 abril 2025.-

Parece ayer, pero el 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio, jesuita argentino, fue elegido como el primer Papa hispanoamericano, el primer jesuita y el primero en adoptar el nombre de Francisco. Desde aquel momento, el mundo católico supo que algo estaba cambiando. Su papado no fue uno de ruptura doctrinal, sino de un profundo viraje pastoral y teológico.

Con una eclesiología que devolvió la centralidad a los pobres, a los descartados y al planeta tierra mismo, Francisco redefinió el modo de ser Iglesia en el siglo XXI. Hoy, 21 de abril de 2025, a primeras horas del alba de Argentina, su muerte marca el fin de una era que nos deja ante el desafío de comprender su legado.

El núcleo de la teología de Francisco puede resumirse en su convicción de que "el tiempo es superior al espacio" (Evangelii Gaudium, §222), lo cual significa que la Iglesia debe abrir procesos antes que consolidar espacios de poder. Esta lógica temporal le permitió avanzar hacia una Iglesia abierta hacia afuera, no autorreferencial, volcada al encuentro con el otro, sobre todo con quien la está pasando mal.

En el corazón de esta visión, se halla su concepción de la misericordia, no como simple condescendencia sino como praxis radical que interpela a las estructuras: "La iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia" ("Misericordiae Vultus", 10), escribió al convocar al Jubileo de la Misericordia. Lejos de tratarse de un sentimentalismo superficial, Francisco quiso recuperar aquí una intuición profunda, heredada del gran Tomás de Aquino, que expresó que "la misericordia es la mayor de las virtudes porque es el efecto del amor divino" (cf. "Suma Teológica, II-II, q.30, a.4).

Esa misericordia nunca, escuchen, nunca es neutral: tiene un rostro concreto, el del pobre. Su famosa frase "¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres!" (Evangelii Gaudium, §198) no es una consigna, sino una postura teológica. En línea con la opción preferencial por los pobres, Francisco revalorizó las periferias como lugar de la revelación: no sólo el centro salva, sino que el margen interpela. Siguiendo a los profetas y a Jesús, que comía con pecadores y tocaba a los leprosos, el Papa propuso que la Iglesia no hablara desde arriba, sino con los que sufren.

Por su parte, uno de los gestos más disruptivos de su pontificado fue la publicación de Laudato Si (2015), encíclica que rompió los moldes al unir ecología, justicia social y espiritualidad. Inspirado en San Francisco de Asís, el Papa Francisco propuso una ecología integral, que denuncia tanto la devastación ambiental como la lógica del descarte humano: "No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental" ("Laudato Si", 139).

El cuidado de la "casa común" no es una cuestión técnica, sino estrictamente moral. Aquí, Francisco introdujo una espiritualidad de la humildad frente a la creación divina, al expresar que "Descubrir cada criatura como una palabra de Dios" (Laudato Si’, §85), recuperando así la sensibilidad franciscana que estaba casi completamente ausente en gran parte de la teología moderna.

Sobre este último asunto en particular, es preciso señalar que su mirada no era ingenua: hay una crítica frontal al capitalismo depredador, al consumismo y a la indiferencia global. En un gesto muy poco común para un Papa, llegó a sostener que "esta economía mata" (Evangelii Gaudium, §53). Desde una perspectiva filosófica, podríamos sostener que Francisco realizó un desplazamiento ético: lo común ya no es sólo lo compartido entre los hombres, sino también con la Tierra, los animales, el clima, lo creado.

También, Francisco promovió con fuerza una "conversión pastoral" de toda la Iglesia. Su impulso hacia una Iglesia sinodal- es decir, una Iglesia que camina unida y escucha- supuso una crítica implícita al clericalismo que reduce el Evangelio a norma y poder: "El clericalismo aula la personalidad de los cristianos y tiende a minimizar la gracia bautismal" (Discurso al Comité Ejecutivo del CELAM, 28/7/2013).

En la línea de Congar, Rahner y De Lubac, el Papa creyó que el sensus fidei del Pueblo de Dios no es inferior al magisterio jerárquico. De ahí su apertura a la consulta, al discernimiento comunitario, al respeto por la diversidad cultural. Como diría el teólogo argentino Rafael Tello, que influyó en su pensamiento: "El pueblo creyente tiene una sabiduría teológica que nace del sufrimiento y la esperanza" Pues bien, Francisco intentó llevar ésto al Vaticano y a todas las parroquias del mundo.

Para cerrar, queridos lectores, sólo nos queda plantear la siguiente pregunta: ¿qué queda de Francisco? Su muerte deja abierta la duda de si fue comprendido en su tiempo. Quizás, no tanto. Su insistencia en la misericordia fue confundida con el relativismo; su opción por los pobres, con populismo; su sinodalidad, con debilidad institucional. Sin embargo, su legado no puede medirse por reformas estructurales ni por dogmas promulgados. Lo verdaderamente revolucionario de Francisco fue su testimonio: eligió vivir y morir con sencillez, habló sin miedo y se puso siempre del lado de los últimos de la fila.

Lo que queda, entonces, no es tanto una doctrina nueva, sino un modo de ser católico. Un modo más parecido a Jesús de Nazaret, que no escribió tratados, sino que caminó con los que sufrían. Quizá, como decía Simone Weil, "la atención verdadera es la forma más rara y más pura de generosidad". Francisco ejerció esa atención. Y ahora, el mundo mira hacia Roma, esperando si esa atención- que él volvió central- seguirá iluminando el camino de la Iglesia.








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