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diarioazua
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El origen del cambio horario se remonta al siglo XVIII, pues las necesidades de la época así lo precisaban. Los trabajadores del campo se levantaban con el canto del gallo para iniciar la faena diaria y realmente aprovechaban las horas tempranas de luz solar durante su jornada laboral.
¿Este sistema sigue siendo efectivo?
El estilo de vida actual y la jornada laboral en España no se corresponde ni con las del del resto de Europa (muy a nuestro pesar) ni mucho menos con el modelo de sociedad arcaico que anteriormente vio en el cambio de hora la solución para un problema concreto aquel momento pero hoy ha perdido todo el sentido.
Actualmente, la controversia persiste al respecto a la hora de determinar si el cambio horario de invierno y de verano sigue siendo una medida adecuada que aumente el ahorro y la productividad o más bien todo lo contrario y realmente nos hace consumir más electricidad y por tanto, eleva el importe final de la factura de la luz más aún sobre todo durante los meses en los que se aplica el horario de invierno.
La Eurocámara Europea propuso acabar con el cambio horario en septiembre del año 2018, aunque no será hasta abril de 2021 cuando se vote para tomar la decisión definitiva que afectará a todo el continente europeo. Tendremos que seguir esperando hasta conseguir esta resolución favorable para acabar con el cambio de hora.
¿Quién se beneficia cada vez que se atrasan o adelantan los relojes?

¿Alguien sale ganando si se mantiene?
No hace falta seguir dando más detalles para detectar quiénes son los que se benefician del cambio de hora: las compañías eléctricas, los fabricantes y vendedores de todo tipo de dispositivos electrónicos… y si queremos llegar más lejos incluso podemos mencionar hasta a las farmacéuticas y profesionales de la salud física y mental
En España no es necesario un horario de invierno y otro de verano:
Es la conclusión final con respecto a la aplicación de esta medida, que irremediablemente hace más caras nuestras facturas de luz durante el periodo de invierno, pues el consumo de los ciudadano es igual e incluso mayor al habitual, porque no es capaz de aprovechar ni la luz natural ni a primera hora de la mañana ni los últimos rayos del sol a última hora de la tarde al volver a casa. Por no hablar de cómo afecta la falta de sol ya de por sí durante los meses de invierno en un país como en nuestro en el que nos levantamos con la idea de que todavía es de noche y tras la jornada de trabajo nos invade la misma sensación…
¿Qué hacer para no sufrir las consecuencias del cambio de hora?

Una hora no es tanto tiempo desde el punto de vista fisiológico y a veces es más preocupante el hecho de cómo nos afecta psicológicamente el cambio horario los días o semanas siguientes que durante la noche en la que nos consuela la idea de tener una hora más para dormir (o para salir de fiesta…)
Los días cada vez se vuelven más cortos y sentimos que el día no nos cunde. Todo esto unido al consecuente cambio de temperatura y la lluvia, no es de extrañar que más allá de las 18:00h tengamos la sensación de que el día se ha acabado, a pesar de que a la misma hora durante el periodo de verano podríamos estar levantándonos de la siesta o planificando actividades…
¡Haz vida después del trabajo!
¡No importa que esté oscuro o que haga mal tiempo! Ser activo y evitar la rutina de ir de casa al trabajo y viceversa será tu salvación. ¡No te quedes todas las tardes y fines de semana enteros pegado a a una pantalla!
Mientras tanto, seguiremos esperando y poniendo de nuestra parte hasta que se consiga la derogación total del cambio horario, aunque esto no sea la solución definitiva mientras no se apliquen unos buenos hábitos de consumo y se tenga una actitud positiva así como la energía necesaria para afrontar cada estación de año.
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