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diarioazua
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Rep. Dom. / 17 agosto 2025.-
La Junta Central Electoral (JCE) es sin lugar a dudas el primer eslabón para lograr, mantener y/o fortalecer la democracia y la paz en República Dominicana, ambos conceptos fundamentales para la estabilidad social y el desarrollo sostenible.
Los últimos dos plenos de la JCE (2020-2024 y 2024-2028) ambos presididos por Román Andrés Jáquez Liranzo, han demostrado capacidad, transparencia, honestidad, equidad, participación, inclusión, todo en favor de la democracia, entendida no solo como la celebración de elecciones periódicas, sino como un sistema que garantiza participación ciudadana efectiva, pluralismo político, transparencia institucional y respeto a los derechos humanos, como base de la legitimidad. (Diamond, 2008).
La inversión de seis mil millones de pesos para la nueva cédula de identidad y electoral tiene sentido, porque la misma sería sostén de la nacionalidad dominicana y robustecería nuestro registro civil.
Es el momento de sembrar para evitar repetir episodios de vulnerabilidad, fortaleciendo el principal documento que nos identifica como pueblo, sería la mejor inversión del Estado como tal, de no apostar a nueva cédula de identidad y electoral, el pueblo dominicano podría entrar en un debilitamiento de la democracia y desconfianza institucional.
Propiciando con ello socavar la participación cívica, limitando el funcionamiento de las instituciones, generando todo un ciclo de inestabilidad lo cual comprometería el desarrollo.
Con la cantidad de dinero presupuestada para garantizar un documento sólido no se logra edificaciones equiparables con la democracia y la seguridad que generaría una nueva cédula de identidad electoral como la que se contempla realizar a través de la JCE.
La Junta Central Electoral se ha colocado por encima de todo tipo de diatribas y prejuicios con base en el trabajo diáfano, honesto y transparente que lleva a cabo su pleno.
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