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Diario Azua / 08 agosto 2021.-
“Esto es algo que llevamos en la sangre, creció rodeada del aroma de las flores que su abuelo cultivaba en donde vivíamos y he ahí me enamoré de la belleza de flores”. AAS
Con mucho orgullo puedo decir que soy paisa y, aún más, que soy descendiente de un orgulloso silletero, minero, comerciante, campesino, eso era mi abuelo J. Concepción S. Uribe lo llevo en la sangre y moriré con ello, a mucha honra.
Recuerdo las palabras de mi querido abuelo: Mi hijita nacimos con la tradición silletera desde nuestros ancestros, no lo olvides.
Me conto que eran muy difíciles los caminos y montañas que mantenían aislada a Antioquia, ya que en aquellos tiempos ese era el medio de transporte, ya que no había mulas ni caminos, mismo que fue desplazado posteriormente cuando llega la Arriería.
Por esta razón transformaron la silla o silleta como medio de transporte y carga que era utilizada para bajar enfermos o mercancías, y también para cargar los productos de las parcelas a la espalda y en sus manos libres de la carga, llevaban una canasta con huevos y las flores más delicadas: pascuas, pensamientos, rasos, violetas, alelíes todas las flores silvestres, mismas que pasaban del campo a decorar las casas de las doñas de la ciudad; bajaban a la ciudad de Medellín, era un espectáculo digno de admiración, y ya, el solo hecho de verlos bajar al mercado con sus silletas a la espalda era una combinación de flores y de colores tan hermosa que no pasaba desapercibida por nadie.
Estos campesinos terminaron siendo parte del paisaje y de la identidad de la ciudad.
Por ello la tradición de la región antioqueña donde la pujanza, el temple y la fuerza son características relacionadas con antioqueñidad y Medellín la capital de Antioquía," La tierra de los paisas”, “La ciudad de la eterna primavera y de las flores “.
Es por ello que mi abuelo me inculco este gran legado cuando era niña.
Los silleteros representan el trabajo del campesino, hoy erigidos como símbolo de la cultura antioqueña, recuerdan la dedicación y el trabajo que requiere el campo colombiano.
La nostalgia me invade al querer describir la Feria de las Flores y el desfile de los silleteros con palabras no es fácil ya que no hay vocablo que pueda definir a la perfección su belleza, las flores son protagonistas.
Ya que todo va enmarcado en los olores las siemprevivas, los claveles, los girasoles, las dalias, las margaritas amarillas y las crepas, la estrella de belén, el agapanto azul, las orquídeas, las hortensias en fin flores, flores por aquí y por allá y ver a nuestros silleteros, es verlos y valorar su arte “puesto que cada silletero, cada silleta es la expresión de lo valioso de nuestra cultura porque cuando pasa un silletero es Antioquia la que pasa”.
La flor es la manifestación creativa de un evento que ya hoy es referente nacional e internacional, es la forma en la que las ideas de los campesinos se materializan en una silleta.
Aunque el armado de una silleta tradicional es cuestión de horas, una monumental o una emblemática puede tomar meses.
Hay además un proceso de entender la realidad, de saber qué está pasando, de hacer análisis e interpretaciones y de seguir tendencias no solo los motivos elegidos tienen una razón de ser, sino que la elección de las flores y su disposición siempre responde a una lógica y a un lenguaje que para nosotros nos da una creatividad y de una identidad cultural que desfila el silletero.
El gran esfuerzo que representa para los campesinos de Antioquia es mantener la tradición silletera, soportando un peso inmenso en medio de un inclemente sol que los obliga por momentos a aflojar el paso para tomar impulso y reanudar la marcha, en sus hombros hay una responsabilidad mucho más grande.
Y yo mi hijita soy feliz caminando, recorriendo las calles de Medellín y siento la felicidad cada vez que alguien admira mi creación me decía mi abuelo:
No hay nada como caminar con la silleta en la espalda, oír las voces de aliento, que la gente se ponga feliz por lo que uno carga y eso llega a el alma es por ello que Agosto era el mes más feliz de mi gran Taita.
Y para mí lo sigue siendo es por ello que, aunque el ya no esté vivo, y el que no pueda estar en mi otra patria en este mes como lo solía hacer en otros años.
El compartirles las tradiciones, festividades, costumbres de mi otra patria es la una manera mantener vivo el amor que le tengo a e otra madre patria en la cual nací y viví hasta adolescencia.
Y al mismo tiempo mantengo vivo los recuerdos y las enseñanzas de mi gran taita, esta anécdota de vida me fue contada por mi abuelo, y así mantener la tradición que representa el sustento de miles de familias campesinas de Antioquía."
"Ánimo, Colombia mía; no perdamos la alegría, no podemos dejar de sonreír y de soñar"
Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Presidenta del Congreso Hispanoamericano de Prensa, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.
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