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Por Dr. Amín Cruz
“La reestructuración de la deuda debe ir acompañada de iniciativas innovadoras que permitan desarrollar nuevos instrumentos de financiamiento, como las cláusulas sobre huracanes, por ejemplo, que enlazan la capacidad de pago de los países con su exposición al riesgo a los desastres naturales. De igual manera, los bonos ligados al ingreso pueden tomar en consideración las restricciones que impone el sector externo, que son uno de los principales problemas que enfrentan muchos países de renta media.” Alicia Bárcena
Los países deudores requieren reestructuración, renegociación y alivio de la deuda en los actuales tiempos de pandemia es un tema de interés tanto público como privado, tantos acreedores como deudores deben de compartir la carga, sobre todo en medio de esta pandemia que enfrenta el mundo es momento de comprender la situación actual.
La comisión económica de la ONU para las Américas propone la creación de un mecanismo multilateral de reestructuración de la deuda soberana que vaya de la mano con la creación de una agencia de calificación crediticia multilateral, que actúe como un contrapeso al actual oligopolio de las agencias de calificación crediticia.
Lo que ha sucedido en América Latina y el Caribe de acuerdo con las calificaciones de Fitch, la región ha sido objeto de 19 rebajas en la calificación de crédito soberano, en 2021, incluso algunos países como Chile, que tienen fundamentos económicos sólidos, han sufrido una rebaja en su calificación crediticia. Esto no se entiende… ¡Estamos en una pandemia!
Durante el Foro sobre el Financiamiento para el Desarrollo, que organizó el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena la secretaria ejecutiva expuso: “Es necesario garantizar una estrategia comunicacional eficaz entre los gobiernos y el sector privado para fijar objetivos y expectativas comunes”.
Ella puso como ejemplo cuatro casos recientes de reestructuración y renegociación de la deuda en la región: Argentina (2020), Barbados (2018-2019), Granada (2013-2015) y Ecuador (2020), y enumeró las lecciones aprendidas de esas experiencias.
En primer lugar, citó la ya mencionada necesidad de nivelar la cancha y compartir la carga entre acreedores y deudores. Por ejemplo, prosiguió, Ecuador y Granada lograron realizar recortes al valor original de los bonos que emitieron.
Segundo, garantizar una efectiva estrategia de comunicación entre los gobiernos y los acreedores de manera periódica. “Deben fijar objetivos y expectativas comunes, así como compartir datos de manera regular”, explicó.
En tercer lugar, Bárcena destacó que la elección del momento oportuno y la rapidez son esenciales para el éxito de las iniciativas de reestructuración y renegociación de deuda.
Sobre las cláusulas contra huracanes, nuevos instrumentos financieros, explicó que deben ser lideradas por los acreedores oficiales y luego atraer a los acreedores privados.
Asimismo, la participación de los acreedores y sus intereses deben estar alineados. Esto puede hacerse a través de cláusulas de acción colectivas, que son esenciales para alinear al sector privado y agilizar los procesos. Tanto Argentina como Barbados, Ecuador y Granada, abundó, incluyeron cláusulas de acción colectivas en sus negociaciones de deuda.
También enfatizó que el respaldo de las Instituciones Financieras Internacionales es fundamental para facilitar la renegociación y reestructuración de la deuda, pero esto no debe involucrar una compensación (trade-off) entre estas iniciativas y las metas de crecimiento, empleo y bienestar de los gobiernos.
“El principal obstáculo para la participación del sector privado en la renegociación y reestructuración de la deuda ha sido la ausencia de un equilibrio adecuado entre el interés público y el privado. Urge nivelar el campo de juego”, enfatizó Bárcena. “Es necesario garantizar una estrategia comunicacional eficaz entre los gobiernos y el sector privado para fijar objetivos y expectativas comunes”. Alicia Bárcena
Dr. Amín Cruz, PhD, diplomático, historiador, educador, periodista, escritor, presidente del Congreso Mundial de Prensa y presidente del Congreso Mundial de Universidades, residente en New York.
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