Titulares

viernes, 10 de julio de 2020

Triunfo cuasi épico/esperanzador


Por Oscar López Reyes

Luis Rodolfo Abinader acaba de coronarse presidente de la República 2020-2024 tras una aguerrida, coherente y ascendente faena de 8 años, montado en la púa de la incredulidad gubernamental. Y triunfó en un acto cívico estampado como titánico/atípico, cuasi épico, y sin parangón en que unos cuatro millones de dominicanos se expusieron a un contagio fatal, que exterioriza su apego hondo a la democracia y su interés por el devenir inmediato de la patria.

Encapotadas en la incertidumbre y vadeando los más episódicos azotes y obstáculos, las elecciones extraordinarias generales presidenciales y congresuales de este domingo 5 de julio derrumbaron mitos, la selvática trivialización demagógica, los excesos publicitarios (rechinantes a simple vista), una filantropía pasajera/arribista y una caricaturesca campaña sucia. Estas reclaman la realización de un análisis funcional y un estudio mercadológico serio y responsable.

¡Unidos, venceremos! impactó más que ¡Vamo’arriba! ¡A trabajar!, la figura refrescante del cambio y sin lastre influyó más que la amplia disponibilidad de recursos financieros del Estado; la oratoria sencilla y razonable incidió más que la pobreza conceptual y la cortedad discursiva, y el desgaste oficial unido a la división del PLD predominaron más que el imprudente aprovechamiento de la Covid-19, en la campaña del cocuyo que incumplió burlescamente el toque de queda nocturno.

La gente descubrió, en los gestos corporales y las palabras con aspavientos en un tono altanero del candidato presidencial peledeista, que tenían asideros los señalamientos de corrupción en el Ministerio de Obras Públicas y en otras instancias estatales, y que no se cumplían las nuevas leyes 33-08, que norma el funcionamiento de los partidos políticos, agrupaciones y movimientos políticos, y 15-19 orgánica del Régimen Electoral, que regula el derecho de elegir y ser elegible.

Surtieron escasos efectos persuasivos en la intención manipulativa de sentimientos, y no quebraron la voluntad ciudadana de cambio, la retaliación extra-partidaria e inter-PLD, la persecución, el cerco político, la “gratificación” con salchichones ni la saturación mediática.

El triunfo de Luis Rodolfo fue vaticinado con ternura, hace cuatro años, por su padre José Rafael Abinader. En distintos recorridos, con más vehemencia en dos extensos efectuados en Santiago en las elecciones del 2016, en compañía esta vez de Luis Felipe Rosa y la doctora Birelza Fernanda Moronda, nos insistía en que “Mi hijo será presidente”. Y matizaba, como principal punto de referencia, que confiaba plenamente en los valores éticos y cívicos que adornan a su descendiente, por lo que estaba seguro que este haría un gobierno pulcro y transparente.

Creemos que así será, sin dudas. El compromiso de Abinader Corona con la Nación solemniza como colosal. Como homenaje a su respetable padre, a Dios le pedimos que le ilumine en tres vértices: gobernar con pluralidad y prudente verticalidad, con estricta vigilancia en la lupa de la más discreta desconfianza, y con la más baja afectividad hacia partidarios.
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