Titulares

lunes, 18 de noviembre de 2019

Discurso Ing. Abraham Hazoury en la 48ª Graduación Ordinaria UNIBE



Santo Domingo, 16 de noviembre de 2019 

Estimados amigos, 

Preocupante y motivador, es cómo describo el momento histórico en que ustedes se gradúan. 

Se presentan grandes desafíos y enormes oportunidades, pero solo para aquellos que posean la inteligencia, creatividad y templanza para enfrentar los nuevos retos con liderazgo y valentía. 

La generación de la que formo parte, es la primera en la historia de la humanidad que aprendió de sus padres los conocimientos, valores y cultura tradicionales y que ahora, tiene que aprender de sus hijos, modernos conocimientos, una cultura diferente y otras sensibilidades. 

Nuevas reivindicaciones sociales se han convertido en valores a defender: la igualdad de género, la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y la inclusión del diferente. 

El acceso a las nuevas tecnologías ha permitido que cambien los límites de nuestro horizonte, desde donde apenas alcanzaba la vista, hasta una percepción ilimitada. 

Los cambios culturales y científicos de los últimos años han sido los más extremos en la historia, los retos también. Nos enfrentamos a cambios nunca antes experimentados, revolución tecnológica y comunicacional, clima, crecimiento demográfico, envejecimiento de la población y obsolescencia de nuestro sistema político, y todo esto al mismo tiempo. 

La ciencia y tecnología nos ha permitido vencer la barrera del tiempo-espacio, la comunicación a través de redes sociales, nos permite estar conectados en cuestión de segundos. En menos de un siglo, la expectativa de vida se ha duplicado. El desarrollo de la robótica permite que, cada día, muchas actividades de riesgo para el ser humano sean ejecutadas por máquinas. La decodificación del genoma humano ha logrado que muchas de las enfermedades, hasta hace poco incurables, puedan tratarse. 

Desde la posición de confort en que nos encontramos, tenemos la falsa percepción de que estamos ante un mundo mejor que el que recibimos. Sin embargo, mientras estamos celebrando con alegría este acto, en el mundo se siguen produciendo y agudizando los conflictos. 

Sin que haya una guerra declarada, 68.5 millones de personas, 7 veces nuestra población, han sido desplazadas de su hogar víctimas de la violencia en el mundo, tan sólo en 2018. 

Pasada la Primavera Árabe, en Oriente Medio, un conflicto militar, la sangrienta guerra de Siria, lleva más de 10 años enfrentando a las grandes potencias y a más de 20 países en esta escalada de violencia extrema. 

Sin alcanzar la categoría de conflicto armado, en estos tiempos se realizan masivas movilizaciones sociales en Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico, Haití, Hong Kong, Francia, Argelia, Líbano e Irak…, en algunos casos con grandes pérdidas materiales y de vidas. 

Todas ellas con reivindicaciones de alto impacto social, evidente expresión de la frustración de diversos colectivos: seguridad social y precios de trasporte, acuerdo con el FMI y retiro de subsidios a los combustibles, inflación y manejo económico, derechos humanos y democracia, presupuesto para la educación superior, recorte de servicios públicos e incremento de impuestos, alternabilidad política y transparencia electoral son algunos de ellas. 

Estos países hermanos, penosamente, han perdido la paz social, condición fundamental e indispensable para el desarrollo y el progreso de las naciones. 

En algunos de estos casos se ha llegado al extremo de derrocar al gobierno, como en Puerto Rico, Líbano y Bolivia. En otros, la caída es inminente, y, en casi todos, es el objetivo. 

Llama la atención que, todas las protestas y manifestaciones, comparten la característica de que, sus participantes, pertenecen mayoritariamente al segmento joven de la sociedad en sus respectivos países. 

Los jóvenes de hoy están formados, muy informados y empoderados. Tienen además, plena conciencia de sus derechos y están demostrando su disposición y coraje para exigirlos vía protestas, aun a riesgo de sus propias vidas. 

¡No esperarán!, ¡no se detendrán!. Quien entiende que se encuentra a tan solo un “clic” de distancia de la respuesta a sus inquietudes, no esperará cuatro años más a volver a las urnas para reorientar sus esperanzas y expectativas a través del voto, sin ninguna garantía de éxito. 

Los tiempos nuestros no son sus tiempos, exigen respuestas ahora, ¡las quieren ya! 

¡No habrá tregua! Los gobiernos del mundo, se enfrentan ahora a una realidad nunca antes imaginada, los referéndum revocatorios modernos son espontáneos, violentos y autoconvocados, sin liderazgo visible y con una sola demanda, amplia y clara, un Estado de Bienestar satisfactorio y justo para todos los ciudadanos y ciudadanas. 

¿Qué está pasando? 

¿Qué no estamos viendo? 

Las demandas, aunque diversas, reclaman en conjunto nuevas formas de gobernar, mayor entendimiento, y evidencian el fracaso de “la política” como instrumento para acordar consensos mínimos entre los ciudadanos. 

El proceso de globalización no ha sido justo, ha provocado la acumulación de riqueza desproporcionada en manos de pocos, a costa de empobrecer a la mayoría. Así se ha sembrado un sentimiento de frustración e indignación, en los menos favorecidos, que ha servido como detonante en los procesos de lucha y protesta que hoy se suceden en la región. 

La clase dirigente, como representante de los diferentes sectores de la ciudadanía, es responsable, desde las instituciones del sistema, de establecer un marco de cumplimiento donde acuerdos básicos hagan posible la convivencia pacífica. 

Su rol debe ser ¡escuchar!, ¡escuchar!, ¡escucharnos con toda su empatía y con todo su interés! 

En nuestro país, la falta de entendimiento entre los principales actores políticos, ha trasladado a la sociedad conflictos internos de los partidos que debieron resolverse a través de los instrumentos que pone en sus manos el sistema democrático. La atención y la energía prestada a estos conflictos partidarios, está desconectado a la clase política de las verdaderas necesidades de la ciudadanía. La falta de un liderazgo unificador dificulta la posibilidad de lograr un punto de encuentro a través del diálogo, poniendo en riesgo la convivencia democrática. 

Nuestro principal activo es una democracia madura, estable y funcional, con relativa alternabilidad política desde el año 1966, ¡nada menos que 53 años! 

No escuchar las verdaderas necesidades e inquietudes de la sociedad dominicana, nos expone a conflictos similares a los que ocurren en nuestro entorno. 

Preservemos nuestro sistema de partidos, las ocasiones en que se ha prescindido de él, no han sido exitosas, basta recordar los experimentos de Alberto Fujimori en Perú y de Hugo Chávez en Venezuela. 

Ha tomado décadas consolidar un modelo político sostenible, no arriesguemos lo que tanto esfuerzo y sacrificio ha costado a los dominicanos, por situaciones políticas coyunturales y pasajeras. 

La buena imagen de República Dominicana, el progreso social que hemos logrado y el orgullo de ser la economía con mayor crecimiento sostenido del continente, están en riesgo por la incapacidad para sabernos escuchar. 

Recientemente hemos sido testigos de lo muy vulnerable que es la industria del turismo, de la cual dependemos como pais. ¡Seamos muy prudentes! 

Los dominicanos, todos, debemos hacer un llamado a la concertación a nuestros líderes políticos, empresariales, sindicales y sociales, para que, al margen de sus aspiraciones personales, escuchen y se enfoquen prioritariamente en dar respuestas a los ciudadanos y ciudadanas. 

ES URGENTE DAR UN PASO AL FRENTE, REPUBLICA DOMINICANA NECESITA QUE LA ESCUCHEMOS: Que entendamos lo que está pasando con nuestros Adultos Mayores, o los niños que buscan en una pelota la oportunidad para mejorar su calidad de vida, o los rezos de una madre para que sus hijos encuentren trabajo y no se descarríen. Lo que sucede en República Dominicana, requiere de una profunda atención. 

Esto no es posible sin que la clase dirigente haga una reflexión sobre su verdadero rol, buscar soluciones de fondo a los problemas reales de las familias dominicanas. Y ello debe construirse a través de la creación de nuevos líderes, con mayor capacidad de escucha activa, así como la sensibilización de los liderazgos existentes. 

Quiero recordar las palabras pronunciadas, con motivo de la 1ª Graduación Ordinaria, en 12 de octubre de 1987, por nuestro fundador el Dr. Jorge Hazoury, y cito: “El interés de vuestra Universidad es hacer profesionales que sean, en sus respectivas áreas, líderes y dirigentes del mañana. Que no piensen sólo en sus propios intereses, sino en el de todos sus conciudadanos y, así, podrán contribuir a construir una sociedad más honesta, más humana, más justa. Eso les enseñamos y tenemos la seguridad de que, como profesionales, así lo harán”. 

¡Felicidades!, con el apoyo de sus padres y profesores y su esfuerzo personal, hoy forman parte de ese grupo. 

Ustedes han tenido el privilegio de recibir la capacidad que más libre hace a hombres y mujeres, que es la de construir su propio criterio. Sus mentes son libres, no están sometidas a nadie y tienen la responsabilidad de devolver parte de este beneficio y asumir los retos que está demandando la sociedad. Asuman Ustedes ese reto del liderazgo con alegría, con templanza y con creatividad. 

NO TEMAN A LA POLITICA, participen, la política bien comprendida y bien ejercida debe ser el instrumento que nos permita a todos los Dominicanos renovar nuestros pactos de convivencia. Confío en que, si nos comprometemos a escucharnos con serenidad y atención, sabremos redefinir los compromisos mínimos que garanticen a la población una VIDA CON DIGNIDAD. 

Esto significa: 

En PRIMER lugar, que la gente acceda a servicios básicos de calidad: vivienda, seguridad ciudadana, agua potable, empleo, educación y atención médica. 

En SEGUNDO lugar, avanzar para que la institucionalidad se fortalezca a través del cumplimiento de la Ley, con firmeza y por todos. 

Y en TERCER lugar, que consolidemos nuestro modelo económico bajo una relación de confianza entre el sector público y el sector privado, orientada a promover las inversiones en sectores energéticos e infraestructura, mejorar nuestros estándares de calidad en el sector turístico y fortalecer nuestras relaciones comerciales. 

El mejor camino para dinamizar la economía pasa por coordinar inversión entre los sectores público y privado, a fin de contar con los recursos necesarios para activar el aparato productivo nacional, y así promover el pleno empleo, financiando a los emprendedores y profesionales independientes. 

Si actuamos a tiempo, con la mayor responsabilidad, y sin otra pretensión que no sea la de buscar la prosperidad para la República Dominicana, devolveremos la confianza al ciudadano para que sienta que tiene un país que lo escucha, cuida y protege. Participen bajo la premisa de que los colores que más importan son los colores de nuestra bandera. 

DISFRUTEN DEL CAMINO: hoy tienen la fortaleza más importante, el tiempo a su favor, caminen, desplieguen sus alas, vuelen, vuelen alto y sueñen y cuando la vida les rete, sean líderes. 

CREAN EN USTEDES: la fortaleza en un ser humano está en su corazón, la confianza es el valor principal para superar los retos que tiene la vida. Aunque otros duden busca dentro de ti la confianza y la fuerza. 

ASUMAN SUS ERRORES: sin vergüenza alguna, todos nos equivocamos, forma parte de la naturaleza del ser humano, y háganlo con mucha humildad. 

EL MUNDO ES MARAVILLOSO PERO NO ES JUSTO, no llenen su corazón con frustración e ira. Sean ejemplo del nuevo liderazgo que nuestro país necesita. 

I. Trabajen para dignificar la vida de la gente. 

II. Cumplan con su palabra cuando la comprometan. 

III. Forjen todo proyecto económico como instrumento de progreso y distribución de riqueza y no únicamente como un arma de acumulación monetaria. 

Busquen la prosperidad en sus vidas y esfuércense por la prosperidad de la República Dominicana. 

Para terminar, quiero añadir, que el verdadero fracaso en la vida es no tener nada que contar, haber dejado pasar el tiempo sin vencer retos, sin haber cometido errores y sin haber aprendido nada. 

Muchas gracias. 

Abraham Hazoury
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