Titulares

lunes, 19 de noviembre de 2018

Academia Dominicana de la Historia recibe a Fernando Infante como miembro correspondiente

 Fernando Infante pronuncia su discurso de ingreso. Foto: Karina Valentín.
En un acto solemne, la Academia Dominicana de la Historia recibió como miembro correspondiente al investigador Fernando Infante, quien agradeció su incorporación a la prestigiosa institución y disertó acerca de “los empeños nacionalistas contra la vulneración de nuestra soberanía durante la primera intervención norteamericana (1916-1924)”. 

La doctora Mu Kien Sang Ben, presidenta de la Academia, le dio la bienvenida y destacó las contribuciones de Infante a la bibliografía histórica dominicana. 

Igualmente, Infante expresó su satisfacción por su ingreso a la Academia y a disertó sobre “la Intervención Militar Norteamericana que llevó al ocaso la soberanía nacional, durante los ocho años transcurridos desde l916 hasta 1924”. 

Dijo que en abril de 1916 el presidente Juan Isidro Jiménez tuvo que enfrentar un grave conflicto en su gobierno, pues el levantisco general Desiderio Arias, entonces secretario de Guerra y Marina, por desavenencias surgidas entre este y el jefe de Estado, desconoció la jerarquía del presidente, con el respaldo de un determinado número de miembros del Congreso”. 

Manifestó que ese brote de rebeldía fue la causa que sirvió de pretexto para que se llevara a cabo la ocupación militar de la República Dominicana por la Infantería de los Estados Unidos. 

1.       Mu Kien Sang Ben, presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, le entrega su pergamino al investigador Fernando Infante. Les acompañan, a la izquierda, Adriano Miguel Tejada y, a la derecha, José del Castillo y Manuel García Arévalo. Foto: Karina Valentín.
Y agregó: “Desde la muerte del presidente Ramón Cáceres, en noviembre de 1911, el país permanecía sumido en una inestabilidad política que había dificultado los distintos ejercicios gubernativos posteriores a aquel hecho, aunque, a pesar de las frecuentes insurrecciones, los breves gobiernos que se sucedieron se las habían arreglado para cumplir con la cuota correspondiente al pago de la deuda que el país debía entregar al Receptor General de Aduanas que el gobierno norteamericano había designado para tales fines, de acuerdo a la Convención firmada entre ambos Estados en 1907”. 

Dijo que mientras la ocupación se acercaba hubo febriles e intensas discusiones entre las autoridades norteamericanas y las dominicanas, para que pudiera dársele al país cierta normalidad institucional y por ello los dirigentes políticos de aquel momento, principalmente Horacio Vázquez, Federico Velázquez y Elías Brache hijo, así como personalidades representativas de sectores importantes se pusieron de acuerdo para ofrecer la presidencia de la República al doctor Francisco Henríquez y Carvajal. 

Contó que la ocupación formal no podía esperar más. “El día 29 fue proclamada por el capitán de navío H. S. Knaap, quien había llegado al puerto de Santo Domingo 5 días antes con instrucciones concretas del gobierno americano, para el establecimiento de un gobierno militar de ocupación en la República Dominicana”, precisó. 

Señaló que los años del 1917 a 1919 transcurrieron con la prensa amordazada por la censura y el patriotismo en vigilante espera y que salvo en los campos de Salcedo y en el este, donde la insurrección se había extendido, el país gozaba de paz material. 

Agregó que aunque la situación nacional era de aceptable normalidad la misma no era más que aparente, pues la fuerza interventora no escatimó el uso de la violencia para imponer su autoridad usurpada. 

Infante evocó que partidas inconexas de hombres mal armados se lanzaron a los montes, sin orden ni concierto, y que el gobierno de la ocupación los calificó de bandidos o gavilleros. 

El historiador dijo que como una especie de gladiador solitario el presidente Henríquez siguió su labor patriótica, esta vez en los Estados Unidos. 

“Prueba evidente de nuestra desarticulación político-social y el enorme peso de la censura y la represión impuesta por los interventores fue el hecho de que, en el momento, es decir, a finales de julio de 1919, no fue posible, a pesar de su encarecido requerimiento, que ningún líder político dominicano pudiera acompañarle (a Henríquez) en su misión en Washington a fines de dejar constituida en la ocasión, en el mismo corazón del imperio, la Comisión Nacionalista”, añadió. 

Indicó que a fines de julio se constituyó en Nueva York la Comisión Nacionalista Dominicana, presidida por el doctor Francisco Henríquez y Carvajal y que completaban Tulio Manuel Cestero, Federico Henríquez y Carvajal y Max Henríquez Ureña. 

Explicó que en aquella ciudad se encontraba el licenciado Francisco J. Peynado, que asistió a una conversación con los comisionados, pero se excusó de formar parte de la Comisión por tener que regresar pocos días después a Santo Domingo. 

Dijo que este respetable abogado sería quien de la parte dominicana articularía el plan de evacuación que daría por terminada la ocupación militar norteamericana en la República Dominicana. 

Sostuvo que fue decisivo para que se produjera la desocupación el informe de “Comisión seleccionada del Senado de Estados Unidos sobre Haití y Santo Domingo”, la cual arribó a Santo Domingo en agosto de 1921 con el propósito de conocer a profundidad la actitud del pueblo dominicano ante la intervención. 

Explicó que el Memorándum del Entendido de Evacuación de la República Dominicana por las fuerzas militares de los Estados Unidos de América, concertado en Washington, en junio 30 de 1922, más conocido como Plan Hughes-Peynado, estableció las bases para los fines que permitieron su formulación, con la escogencia de un gobierno provisional, mediante votación entre Horacio Vázquez, Federico Velázquez, Elías Brache hijo, Francisco J. Peynado y monseñor Adolfo A. Nouel, personalidades de la vida nacional dominicana envueltas en las negociaciones. 

Dijo que la elección del presidente provisional que tomaría las medidas para la vuelta del país a su vida institucional soberana recayó en un reconocido representante del alto comercio, el señor Juan Bautista Vicini, bajo cuya dirección se dieron todos los pasos hasta concluir con las elecciones de 1924 que llevarían a la presidencia de la República al general Horacio Vázquez y a la desocupación del país por las tropas norteamericanas, cumpliéndose cabalmente todo lo pactado.
« PREV
NEXT »

No hay comentarios

Publicar un comentario