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diarioazua
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Por Víctor Peña
El hombre en su afán de quedar bien hace cualquier cosa, pero ojo, no puede llegarse a los extremos, porque siempre hay una sociedad activa y vigilante, que cuando usted hace cosas que choquen o contradicen las buenas costumbres, con la historia y hasta con lo moral usted será fustigado y perdería incluso hasta su buen nombre si lo tuviera, nadie lo vería igual.
Julio Maríñez, en días pasados como una forma de congraciarse o de agradecer quizás un cargo en el que recientemente fue nombrado por el presidente Danilo Medina, fruto de un acuerdo con el PRD y Miguel Vargas, en un exceso de emoción se atrevió a decir que Miguel Vargas Maldonado estaba tan preparado como Juan Bosch o José Francisco Peña Gómez y ese es una comparación que ofende.
Al señor Maríñez se le fue la lengua en esa comparación y digo más, fue una ofensa a la memoria histórica de los dos líderes e incluso a la de los partidos PLD y PRD, pero principalmente a Juan Bosch quien tuvo el privilegio de ser fundador de ambos partidos políticos.
A decir verdad, si malo fue el viejo dirigente perredeista en su perorata comparativa, peor fue Miguel Vargas Maldonado que ante esta barrabasada se quedó callado, no hubo ni una reprimenda, ni una amonestación por lo menos pública contra el desbocado Maríñez, como si el propio Miguel quisiera abrogarse el derecho de igualdad ante la grandeza de estos líderes.
Por eso me extrañó sobremanera no ver esa defensa férrea presentada por los bochistas en el país incluyendo a grandes dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, que debieron ser los primeros en salir en defensa de su líder Juan Bosch, máxime cuando la historia lo coloca como unos de los más ilustres intelectuales dominicanos y de Hispanoamérica.
Qué pena que por lambonismo estemos llegando a estos extremos y ni nos inmutemos.
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