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Carlos Ricardo Fondeur Moronta.
/ Diario Azua / 16 enero 2024.-
Teniendo a lo que ocurre con la delincuencia en Ecuador como parámetro, vemos a la gigantesca mole de sangre y piedra llamada Cárcel de La Victoria como una cama donde duerme con pesadilla el futuro incierto de nuestra nación. República Dominicana es un nido de víboras. El orden sufre de genuflexión, el desorden reza.
Es como ver a un manso cordero sin avizorar al lobo que se esconde entre su lana. Debemos asumir desde ya, que nuestra batería de psicólogos, sociólogos y neurólogos deben aglutinarse para la búsqueda de soluciones del problema del Ecuador dominicano.
Estamos asumiendo como buenos y válidos unos pagarés con futuro incierto de la libertad convertida en libertinaje. Y eso es tan peligroso como verter dinamita al volcán. No menos halagüeña es la noticia del Banco Mundial, con su informe acerca de un período de crisis económica de grandes proporciones a nivel global. El descalabro de las economías es la semilla cuyos frutos son el hambre, la desesperanza, la falta de educación, de salud y la violencia.
La otrora Cárcel de La victoria, hoy llamado Penitenciaria Nacional La
Victoria es un antro de perversidades legalmente constituido en la República
Dominicana, que cuenta con el aval de una sociedad permisiva con la
proliferación de delitos y, al mismo tenor, con las deficiencias en el sistema
educativo.
Lo que acontece en Ecuador no es algo fortuito. Es el resultado del
desinterés de las clases opulentas de ésa nación, de abrir espacios de
concertación de solución a los ingentes problemas que generan violencia,
como son la desesperanza, la falta de protección social adecuada, el nivel
de subvaluación del sistema educativo y los problemas de índoles
económicos.
Caso que guarda especial similitud con la mayoría de los países de América
Latina y, por ende, de la República Dominicana, país donde se han realizado
grandes reformas del sistema carcelario, pero que no han podido evaluarse
positivamente por la falta de estar enfocadas con la realidad de la
problemática nacional.
El sistema judicial es un escollo
Una cantidad inmensa de detenidos sin debidos procesos judiciales son uno
de los principales escollos que presenta el sistema nacional penitenciario.
Los privados de libertad llegan a las cárceles con una alta carga de rencores
contra los demás.
El recorrido que realiza un detenido, empieza en un cuartucho oscuro,
maloliente, carente de las más mínimas condiciones, donde el periplo es
infrahumano.
A ello se une la lentitud de los procesamientos judiciales, la falta de recursos
económicos para la contratación de abogado y la poca existencia de
Abogados de Oficio y la falta de investigadores criminalistas con capacidad
para rendir informes creíbles. Muchos de los procesados no tienen
sentencias por falta de pruebas sustentables. Es un caos.
Las estadísticas
El Modelo de Gestión Penitenciaria de República Dominicana manifiesta el
siguiente cuadro: (Contando hasta el 31 de diciembre de 2022, ya que las
evaluaciones y actualizaciones no han sido verificadas por las autoridades
competentes)
25, 700 internos, 10,401 con condenas. 15,310 tenían prisión preventiva
impuesta como medidas de coerción. Todos distribuidos en 41 Centros de
Corrección y Rehabilitación (CCR) y 3 Centros de de Atención a Privados de
Libertad Provisional. La mayoría de los reos que cumplen condena definitiva
son analfabetas y otros no poseen calidad educativa personal. El centro
penitenciario La Victoria alberga más de ocho mil internos hacinados en
cubículos destinados originalmente para una población de tres mil personas.
Esto, ocurre aún con resonancia en un país como República Dominicana,
recién invertidos miles de millones de pesos en la modernización del sistema
penitenciario.
Y ocurre en Centroamérica y Suramérica con pequeñas excepciones. Ecuador
es un espejo limpio, donde se miran Perú, Venezuela, Bolivia, Panamá y
otros países con sobradas deficiencias en el manejo de personas con libertad
restringidas, a lo que no escapan Najayo, Rafei, la cárcel de Azua e
indefectiblemente, La Victoria. Es como un Ecuador durmiendo en República
Dominicana. Ojalá no despertemos con malas noticias.
El autor es periodista, crítico de cine, residente en Santiago de los
Caballeros, República Dominicana.
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Nota para el editor: Por favor no publicar esta nota.
El autor autoriza los cambios, cortes, correcciones necesarios, tanto
en el título como en el cuerpo del escrito, de acuerdo a la concepción
establecida por el editor, que no distorsionen el espíritu de lo que
desea expresar el autor.
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