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domingo, 5 de septiembre de 2021

Al presidente de la República, Luis Abinader Corona

Por Rebeca Henríquez
Diario Azua / 5 septiembre 2021.-

Nos dirigimos a la Fortaleza de Cotuí palo hincado para garantizar que no sea violado el derecho a la integridad física de los internos ya que ocurrió un motín y miembros del Ejército Dominicano, nos querían prohibir grabar, violando el derecho a la libre expresión y comunicación, y que no podíamos estar frente al recinto carcelario, como siempre senos prohíbe la entrada porque todos sabemos que que siempre en esos motines salen varios heridos y queremos asegurarnos que el derecho a la vida no sea violado.

Los defensores y defensoras de los derechos humanos somos personas que, a título individual o colectivo, trabajamos para hacer realidad los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El Estado debe garantizar la seguridad de los defensores/as de los Derechos Humanos, garantizar su protección.

Recordar a las autoridades (y a las poderosas élites políticas, militares y económicas) sus obligaciones en materia de Derechos Humanos, los defensores y defensoras asumimos serios riesgos.

Desde hace varios años defensores de los Derechos Humanos han recibido ataques,  en la mayoría de países del mundo, y también tácticas represivas para silenciar al colectivo por parte de gobiernos de todas las tendencias políticas. Tales ataques adoptan formas y grados diversos: amenaza continua, intentos de desacreditar su trabajo, encarcelamiento injusto, tortura e incluso asesinato. Esta amenaza también se hace extensible a sus familiares.

En los últimos años en R.D. hemos notado constantes violaciones a los Derechos Humanos tanto para los civiles como militares.
 .
Debemos resaltar el interés del Presidente de la República Dominicana, Sr. Luis Abinader Corona y al jefe de la policía,  Edwar Sánchez, para cambiar la situación que estamos viviendo cada uno de los dominicanos, esto es un trabajo que debemos hacerlo entre todos.

Recordemos el dolor de la pandemia de COVID-19, un acontecimiento que ha marcado definitivamente nuestra época, persistirá mucho después de la remisión del virus. Cuando acabe la crisis inmediata, muchas personas habrán sufrido pérdidas inimaginables. Un gran número habrá perdido a seres queridos, cantidades ingentes se habrán quedado sin empleo y tal vez sin hogar, y varios cientos de millones habrán experimentado la angustia y la soledad del aislamiento social.

Pero también habremos ganado algo: la posibilidad de elegir y empezar hacer bien las cosas, apreciar lo que tenemos y ser mejor persona con nosotros mismos y con los demás.

La autora es directora regional de los Derechos Humanos
San Francisco de Macorís.
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