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Diario Azua / 20 mayo 2021.-
La República Dominicana en los últimos tiempos ha tenido muchas sorpresas en lo que tiene que ver con cargos públicos por elecciones, es que cada vez más se descubre que personas electas aparentemente respetables están ligadas al narcotráfico.
No estamos hablando de estos casos por lo que ocurrió ahora con un legislador del Partido Revolucionario Moderno, específicamente con un diputado de Santiago no, estamos hablando de algo que viene sucediendo con mucha frecuencia desde hace muchos años y que se ha dado en casi todos los partidos y en muchos gobiernos.
Ahora la gran pregunta es, ¿por qué se da esto en los partidos políticos y en los gobiernos? Muy simple, es porque sencillamente los partidos políticos se han olvidado de la dirigencia histórica, aquellos que día a día desde el mismo comienzo de esas organizaciones políticas han hecho el trabajo de campo para crear un nombre.
Estos compañeros de toda una vida guayando la yuca en los partidos han sido relegados a un segundo plano para darle los puestos que estos debieran ocupar a personas enganchadas oportunamente, que comienzan aportando dinero exhibiendo así su poder económico y que en muchos de los casos llegan como empresarios con un perfil de gente buena y honorable que aportarían económicamente a la causa.
De esta manera los partidos son permeados y quedan comprometidos con gente del narco que anda buscando posiciones que les aseguren impunidad, muchas veces sin saberlo, pero otras veces con sus dudas y corren el riesgo con estos personajes por ambición y entonces vemos estos actos vergonzosos.
Lo que más nos apena es que este tipo de acto, no solo deja mal parado a los gobiernos y a los partidos que representan, sino que nos deja mal parados a nosotros como país, porque estamos hablando de personas que nos representan, personas que nosotros elegimos por imposición de los partidos.
La única solución para que esto se detenga, es que los partidos entiendan que en vez de pensar en los recursos que puedan percibir, deben pensar en investigar las procedencias de estas fortunas, poner controles, especie de filtros que puedan aclarar la situación económica de este tipo de gente tan dadivosa que aparece de la nada o por recomendación de alguien.
Amén de que también la Junta Central Electoral debe cumplir su rol de fiscalizar todo el dinero que reciben los partidos políticos, no solo de donaciones, sino de los que se le entregan por Ley, una Ley que dicho sea de paso su espíritu al asignarles recursos, es que los partidos no recibieran dinero de narcotráfico y de lavado para evitarle a los gobiernos, los partidos y el país estos bochornos internacionales.
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