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diarioazua
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Fidel Castro manejaba un impecable discurso y gozaba de una admirable memoria.
EFE
En este memorable discurso de defensa, el comandante Fidel Castro sentó las bases del programa revolucionario.
El 16 de octubre de 1953 inició un juicio contra del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, por los asaltos a los cuarteles de Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, respectivamente, ocurridos el 26 de julio de ese mismo año.
Con la contundente frase “Condenadme, no importa, la historia me absolverá” cerró su discurso de defensa que más adelante se convirtió en un manifiesto y delineó las bases fundamentales del programa revolucionario.

¿Qué hace tan singular este discurso?
Fidel Castro, licenciado en Derecho Civil, asumió su propia defensa y se valió de su admirable memoria para armar su tesis.
"Todas las personas que lo han escuchado comentan su talento. […] Su postura […] ha despertado verdadera admiración para con el revolucionario", explicó la periodista Marta Rojas, quien estuvo presente en el juicio.

“Lo inconcebible es que haya hombres que se acuesten con hambre mientras quede una pulgada de tierra sin sembrar; lo inconcebible es que haya niños que mueran sin asistencia médica, lo inconcebible es que el treinta por ciento de nuestros campesinos no sepan firmar, y el noventa y nueve por ciento no sepa de historia de Cuba (…)”, sentenció.
El comandante criticó arduamente al sistema capitalista y resaltó la necesidad de prescindir urgentemente de ese modelo económico. "El porvenir de la nación y la solución de sus problemas no pueden seguir dependiendo del interés egoísta de una docena de financieros, de los fríos cálculos sobre ganancias que tracen en sus despachos de aire acondicionado diez o doce magnates".
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