Titulares

viernes, 23 de junio de 2017

LA MEDICINA NO ES CIENCIA


Separar la ciencia de la tecnología. 

Por Edwin Santana

Comúnmente se acepta que la tecnología no es más que “ciencia aplicada”, sin embargo, no es tan fácil justificar esta denominación, y de ello da cuenta Ana Cuevas(2004) en su trabajo La epistemología y el conocimiento útil, donde advierte lo ‘erróneo’ de llamar así a la tecnología, ya que, desde su punto de vista, a pesar de que se ha aceptado esto como un hecho a nivel popular, e incluso en círculos científicos y filosóficos, no se han dado razones válidas y suficientes ni se ha demostrado cómo la ciencia se convierte en tecnología. Cuevas defiende la existencia de la tecnología como un cuerpo científico independiente.

Por otro lado, hay pensadores que han trabajado la filosofía de la tecnología y dan por sentado el hecho de que ésta es un producto indirecto de la ciencia, hay otros que han reseñado la posición de sus predecesores respecto a este problema sin tomar partido claro al respecto (como el caso de Carl Mitcham (1989)en su libro ¿Qué es la filosofía de la tecnología?). Pero, para citar un ejemplo de la otra perspectiva, el filósofo argentino Mario Bunge (2012), en suFilosofía de la tecnología y otros ensayos,asegura que toda tecnología tiene una base científica; que los artefactos e instituciones tecnológicas parten de descubrimientos y leyes científicas, aunque, agrega, la tecnología crea su propio corpus teórico en cuyo seno adapta esos descubrimientos y leyes de la ciencia a sus fines.

Para que pueda ser entendido con mayor facilidad, el problema acá debe desmenuzarse de una forma un poco más radical y, por qué no, simplificada. Sucede que con el hecho de que se diga estar de acuerdo o en desacuerdo con que la tecnología es ciencia aplicada, se admite, aunque de manera implícita, que existe una diferencia entre ambos saberes, diferencia esta que vale la pena aclarar aquí y que es el propósito de este ensayo. Y es que cuando se dice que la tecnología es (o no es) ciencia aplicada, se hace menester aclarar entonces cuáles son los límites, si los tienen, tanto de la ciencia como de la tecnología. (Y deben tener límites, porque, de no ser así, estaríamos hablando de una misma cosa y la clasificación sobre la cual estamos discutiendo sería absurda).

En estos casos, cuando se dice “ciencia”, se está haciendo alusión directa a las ciencias básicas naturales y sociales modernas (y probablemente a las ciencias formales, matemática y lógica, pero que no necesitan delimitación ya que se admite sin dudas que ambas forman parte del fundamento de toda ciencia empírica). Esdecir, que cuando se habla de “ciencia aplicada” se hace alusión directa a la aplicación a fines útiles de las leyes y los descubrimientos, del lado de las ciencias naturales, de la física “pura”, la química “pura”, la biología, etc. y del lado de las ciencias humanas, de las leyes (si las hay) y los descubrimientos de la sociología, la antropología, etc. Esto es así, tanto en el caso de Mario Bunge, que de cierto modo defiende el rotulo de “ciencia aplicada” para la tecnología, como en el caso de Ana Cuevas que lo refuta.

Partiendo de esta acepción exclusiva de la palabra ciencia, se puede clasificar como ciencia básica (cuyos avances sirven como base para el desarrollo de la tecnología) aaquella actividad que busca el saber por el saber, que va tras el conocimiento solo por conocer y no tras un fin útil en el sentido material. Es decir, las ciencias buscan aumentar el conocimiento, desarrollar el espíritu. Mientras que la tecnología viene a sertoda aquellaactividadque se emprende con el claro objetivo de traer como resultado una solución a problemas y necesidades prácticos y/o artefactos que vienen a satisfacer necesidades (reales o creadas).

Desde esta perspectiva, aunque pueda sonarle extraño a algunos, la medicina no es una ciencia, es tecnología, en tanto que los conocimientos a los que aspira tienen consigo un objetivo práctico, a saber, su aplicación en la salud; así como también es tecnología la farmacología y con ella la ingeniería química, la informática y todo aquel conocimiento que, aunque se le llame ciencia en las aulas y el argot popular, busca,más que conocimientos por conocimientos, aplicaciones prácticas para solucionar problemas o satisfacer deseos y necesidades.

A pesar de que, en opinión de César Cuello, las tecnologias no manifiestan su progreso por medio de evolución, sino por revolución, para arrojar un poco más de luz sobre el asunto, cabe aclarar que, basados en la explicación de Bunge, la tecnología viene a ser lo que bienpodría llamarseuna especie de “evolución” de la técnica, entendida la técnica como aquel oficio que es históricamente anterior a la ciencia, que se realiza para obtener resultados prácticos, pero que se lleva a cabo sin ningún fundamento científico. Bunge asegura que fue con el desarrollo de la ciencia moderna, y aplicando los conocimientos alcanzados e imitando hasta cierto punto los métodos empleados por ésta para contribuir al desarrollo de la industria y la producción de artefactos, que surgió una especie de técnica robusta capaz de producir en masas lo que anteriormente se producía en cantidades muy limitadas en talleres artesanales. Esta técnica con fundamento científico, es la tecnología.

Para una discusión sobre la viabilidad de leyes y predicciones en las ciencias del espíritu, véase “La miseria del historicismo” (Popper, 1973) 

 Exclusiva porque si se acepta que todo cuerpo teórico que hace uso de métodos racionales rigurosos para alcanzar sus fines es una ciencia hay que aceptar que los conocimientos tecnológicos constituyen ciencias tecnológicas, o sea, que la tecnología es también ciencia. En ese caso habría que hablar de ciencias tecnológicas.
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