Titulares

viernes, 3 de abril de 2020

Covid-19 e infoxicación: la ciencia contra los bulos. Una mirada reflexiva a la situación global actual.




Por Edwin Santana Soriano 

En el marco del pasado V Congreso Dominicano de Filosofía y IV Precongreso Centroamericano de Filosofía, celebrado del día 14 al 17 del mes de octubre del pasado año 2019, tuvimos la oportunidad de compartir con el público presente algunas de nuestras reflexiones en una conferencia que titulamos: “Infoxicación, el nuevo reto para la Ciencia y la Filosofía”. 

En la actividad, abordamos la cuestión de la sobrecarga de información que propicia el cibermundo a través de la internet, las redes sociales, y hasta a través de medios de comunicación tradicionales como radio y televisión, y la planteábamos como un problema determinante a la hora de enfrentarnos a una situación que amerite discriminar, discernir o reflexión profunda. A ese bombardeo y sobrecarga de información que contiene tanto información verdadera como no verdadera, le denominamos infoxicación, resituando el concepto propuesto por Cornella (2010). 

Asimismo, propusimos como necesaria una nueva epistemología o cibernética de segundo orden, como corpus teórico que oriente el quehacer científico parido en el seno de las nuevas circunstancias, luego de plantear la diferencia entre información y conocimiento, conceptos elementales que pueden servir a la hora de pensar la cibersociedad. 

Finalmente explicamos cómo, en ese mundo virtual o cibermundo, la palabra información ha devenido en sinónimo de contenido, y se da lugar a una tipología doble de sujetos virtuales o cibersujetos: los sujetos que generan contenidos y aquellos que son reproductores y difusores de esos contenidos; además de una tercera categoría, la que consume el contenido que incluye ambos sujetos: tanto el que produce como el que difunde. 

Como se sabe, la difusión de contenido en el cibermundo no está regulada por ningún tipo de autoridad, y esa situación provoca que, cuando una persona se enfrenta a la necesidad de gestionar información, para producir conocimientos o con la intención de tomar decisiones, se halle ante el problema de la sobrecarga de informaciones distintas y contradictorias. 

Este es el principal problema al que se enfrenta cualquiera que intente documentarse con el fin de hacer reflexión en torno la situación actual. Elinternet y las redes del cibermundo constituyen una fuente obligatoria y necesaria para lograr cierto nivel de completud al momento de informarse para construir juicios adecuados a la realidad, pero esa misma fuente constituye una urdimbre de datos que dificulta tal tarea, cuando no induce al pánico. 

En la conferencia denominábamos como infoxicación a ese fenómeno de exceso de información que, entre otras cosas, afecta una idónea apropiación social de la ciencia y además impide ver la realidad con claridad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recientementehabla de “infodemia” para referirse a esa sobreabundante información que dificulta a las personas dar con fuentes confiables para obtener la orientación que necesitan, pues la OMS considera que, en las circunstancias actuales, ha sido mayor el pánico que ha suscitado la desinformación en torno al Covid-19 que los estragos reales que ha provocado la pandemia. 

Sobre el Covid-19 se han compartido, desde noticias de falsas formas de prevenir el contagio o eliminar los síntomas (como consumir bebidas calientes, o esnifar cocaína,que hansido desmentidas), pasando por las infaltables teorías de conspiración (como quese trata de un experimento que busca reducir la población mundial, o que solo es el principio de una guerra biológica mundial), hasta llegar al absurdo de promover como cierto que en China, epicentro de la enfermedad, se están levantando los muertos, como si de una película de zombis se tratase (esto a pesar de que la propia página que generó el contenido advierte que se trata de una broma). 

Y estos son sólo algunos ejemplos, ya que por los servicios digitales de mensajería hay circulando una serie de audios y videos “informando” u “orientando” sin ninguna sustentación científica, pero que se autoatribuyen validez y autoridad. Todos ellos son ejemplo de infoxicación y, como le llama la OMS a este caso particular, constituyen una infodemia que se propaga de una forma más vertiginosa -y peligrosa- que el propio virus. 

Lograve de esa infoxicación, es que pone en peligro vidas humanas al obstaculizarla lucha contra la enfermedad y su contención, aparte del pánico que genera, que para nada es saludable.
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